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¡Goya! A 70 años de la colocación de la primera piedra del Estadio CU

El recinto que ha albergado los Juegos Olímpicos de 1968 y el Mundial de Futbol de 1986, entre otros magnos eventos, fue construido por más de 10 mil trabajadores y está declarado como Patrimonio Mundial por la Unesco

Revista Protocolo

Ciudad de México, 7 de agosto de 2020.— Maravilla de la arquitectura mexicana, testigo de grandes encuentros deportivos y sucesos trascendentales en los ámbitos nacional e internacional, el Estadio Olímpico Universitario continúa como uno de los símbolos de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM) y del deporte.

Hoy, viernes 7 de agosto, se conmemoran 70 años de la colocación de la primera piedra para su edificación, en una parte del territorio que cubrió la lava del volcán Xitle, y ahora es la avenida Insurgentes Sur.

Actualmente, aún se pueden escuchar las historias de aquellos contemporáneos, quienes conocieron la zona donde rondaban el Puma concolor y otras especies animales propias del lugar, o también las personas que tuvieron la fortuna de asistir a la inauguración de los Juegos Olímpicos de 1968, cuando la atleta Enriqueta Basilio Sotelo se convirtió en la primera mujer en la historia en portar la antorcha olímpica para encender el fuego del pebetero.

El proyecto

De acuerdo con documentos de la UNAM, el lunes 7 de agosto de 1950, al mediodía, se inició su edificación, a la par de los edificios de la Facultad de Filosofía y Letras y de las entonces escuelas nacionales de Jurisprudencia y Economía, ahora facultades de Derecho y Economía.

En esta obra participaron poco más de diez mil obreros, y tuvo un costo de 28 millones de pesos.

El trazo, realizado por Augusto Pérez Palacios, fue resultado del análisis comparativo de diversas estructuras dedicadas a la práctica deportiva y la adopción de las teorías de Gavin Hadden, ingeniero estadounidense, para el mejor acomodo de los espectadores.

El proyecto, asignado a Pérez Palacios, junto con Raúl Salinas Moro y Jorge Bravo, comenzó con las ideas y planos en marzo de 1950, y cinco meses después se colocó la primera piedra.

La construcción fue un precedente mundial en el uso de nuevos insumos para la pista: el tartán, y también en instalaciones adecuadas en vestidores, baños y atención médica para deportistas.

Territorio puma desde el principio

Fue la primera obra terminada del proyecto de Ciudad Universitaria (CU), e inaugurado el 20 de noviembre de 1952, en la apertura de los II Juegos Juveniles Nacionales. La ceremonia estuvo encabezada por el entonces presidente de México, Miguel Alemán Valdés, y el rector en turno, Luis Garrido Díaz.

El primer lleno se registró nueve días después, en la primera vez que albergó el clásico de futbol americano Pumas-Poli, encuentro marcado por la voltereta que los Pumas dieron al marcador casi al final del juego, para salir con la victoria 20-19 sobre los guinda y blanco.

En su momento, el arquitecto Carlos Lazo Barreiro, gerente del proyecto de construcción de CU, dijo: “en la construcción empleamos el magnífico material que teníamos a la mano, la misma tierra en donde iba a ser levantado”.

El terreno, seleccionado por tener cierto hundimiento natural, se aprovechó para excavar y remover la roca fija, tierra y tepetate. Más de 100 mil metros cúbicos de esos materiales se movieron para lograr la forma proyectada.

A través de los 42 túneles de concreto armado, con una longitud de entre ocho y 60 metros, se atraviesan los terraplenes y se accede a la circulación interior, localizada en el nivel medio de las graderías.

Testigo de grandes glorias

El Estadio Olímpico Universitario, es un patrimonio vivo, polifacético.

El inmueble forma parte del área de la UNAM declarada Patrimonio Mundial por la Unesco; ha sido escenario de los juegos clásicos de futbol americano, y en el balompié, casa del Club UNAM.

Ha presenciado gestas atléticas internacionales: los Juegos Deportivos Panamericanos de 1955 y 1975; los Juegos Centroamericanos y del Caribe en 1954 y 1990; la XIX edición de los Juegos Olímpicos (1968); la Universiada Mundial de 1979, y el Mundial de Futbol México 1986.

En el recinto se escenificó la protesta silenciosa más representativa en los anales de los Juegos Olímpicos, cuando en la entrega de medallas de los 200 metros planos los atletas afroamericanos Tommie Smith y John Carlos, al escuchar el himno de Estados Unidos agacharon la cabeza y levantaron el puño enfundado en un guante negro, símbolo del movimiento Black Power.

También ha sido escenario de películas, incluso fungió como repositorio de la ayuda en especie que la sociedad donó durante sismos y desastres.

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