Convoca Embajada de Suecia en México para que la comunidad sueca radicada en nuestro país y mexicanos seguidores de la selección de Suecia, disfruten del partido. Al finalizar, se unen mexicanos y suecos para alentar a la selección de la República de Corea
Texto y fotografías: Luis Felipe Hernández Beltrán
Si bien el partido México vs Suecia del Mundial de Rusia 2018 fue un claro y amplio dominio de los europeos, lo fue también en el evento que convocó la embajada sueca en nuestro país para disfrutar de la transmisión del juego en un conocido restaurante de la colonia Anáhuac de la Ciudad de México (CDMX).
Pudiera parecer lógico que siendo la sede diplomática de Suecia en nuestro país la organizadora, sería amplia mayoría vikinga de aficionados, pero no fue así, pues solo reservaron una parte del lugar; y mexicanos que desconocían que se toparían con suecos, al igual que en el Estadio Central de Ekaterimburgo, fueron un amplio dominio en el restaurante, sin embargo, los aztecas no contaban con que algunos suecos, aparte de lucir los tradicionales jerseys amarillos, llegarían vestidos con trajes típicos de esa nación, caracterizados con disfraces de vikingos, banderitas y desde luego porras.
Pero aun cuando desde un inicio del partido Suecia dominó por completo a México, en el evento en nuestro país, cada gol o llegada a la portería mexicana, era digno del “Kalinka”, arenga tradicional para alentar a la selección sueca, dejando guardadas en las mentes de los aztecas la porra del “Chiquitibum” o el canto del “Cielito lindo”.
Cuando el 3 a 0 era más que evidente y ante la desesperación y molestia de los aficionados tricolores, el narrador Christian Martinoli, quien transmitió el partido desde Rusia, comentaba sobre el empate a cero goles en el encuentro que al mismo tiempo sostenían Alemania y la República de Corea, lo que colocaba a México tentativamente en la zona de octavos de final.
Por lo que los casi 150 mexicanos que se dieron cita en el restaurante de la CDMX, comenzaron a mandarle sus buenas vibras a los jugadores coreanos, mientras que los suecos, que ya estaban clasificados, se sumaron a las gargantas de los tricolores y en conjunto, adulaban a la distancia a la selección de Corea; y ni qué decir del escándalo armado al momento de la anotación de los dos goles de los asiáticos para dejar fuera de competencia a la escuadra teutona y con ello, el aseguramiento de los dos países en la siguiente etapa del mundial.
Una vez concluido, verdes y amarillos celebraron el triunfo de sus respectivas selecciones, esperando revivir tan hermanable ambiente, ¿por qué no?, en una probable final.
