Embajadas

Con shawarmas y al ritmo de dabke disfruta colectividad libanesa

El encargado de Negocios A.I. de la Embajada de Líbano en México motiva a descendientes de libaneses a conseguir la nacionalidad libanesa

Texto y fotografías: Luis Felipe Hernández Beltrán

Samir Harb, Rudy El Azzi, encargado de Negocios A. I. de la Embajada de Líbano en México, y Alejandro Maffuz, presidente del consejo directivo del Centro Libanés
Samir Harb, Rudy El Azzi, encargado de Negocios A. I. de la Embajada de Líbano en México, y Alejandro Maffuz, presidente del consejo directivo del Centro Libanés

El “zaghareet” surgió potente de las lenguas de algunos integrantes de la gran comunidad libanesa en México quienes se mostraban felices por celebrar, recientemente, el 73 aniversario de la independencia de Líbano en la residencia libanesa, en la colonia Polanco de la Ciudad de México (CDMX).

Y es que el tradicional grito que suelen expresar los árabes para manifestar su alegría, acompañó en repetidas ocasiones al grupo de danza dabke (baile libanés), dos hombres y dos mujeres, que exhibieron en tres perfectas coreografías, los vistosos trajes típicos libaneses en colores rojo y negro.

Pero mientras en la parte de adentro algunos se deleitaban los ojos y hasta los pies con el dabke, en la parte de afuera la mezcla de olores a pollo y carnero, anunciaban que los shawarmas, platillo tradicional en todo festejo árabe-libanés, estaban listos para ser degustados, no solo por los mexicanos de origen libanés, sino también por embajadores en México de otros países, así como empresarios, políticos, académicos y demás concurrentes.

“El shawarma es el taco libanés a base de carne de carnero con una salsa de ajonjolí y se acompaña con verdura como perejil y cebolla; sin embargo, también se hace de chorizo, de pollo y hasta vegetarianos”, comentó Gabriel Sevilla, quien de los 20 años que lleva como cocinero, los últimos seis ha tenido la oportunidad de guisar el popular platillo para las recepciones de diplomáticos en embajada libanesa.

Sin discusión, el más feliz de todos los hayes fue Rudy El Azzi, encargado de Negocios A. I. de la Embajada de Líbano en México, quien en su discurso hizo una reflexión de la historia del pueblo libanés: un pueblo sufrido, en varias ocasiones devastado por las guerras, pero levantado en varias ocasiones por el espíritu de superación de los libaneses; así como para invitar a descendientes de libaneses en México a buscar la nacionalidad libanesa: “Este Líbano no puede ser fuerte, sin otorgar a todos sus hijos la nacionalidad libanesa, que es un derecho, es una obligación para todos los que dicen que quieren a Líbano. Tú emigrante o descendiente, no puedes querer a Líbano sin pedir tu nacionalidad para ti y tu familia, si quieres a alguien le regalas la cosa más preciosa. Ni la bebida, ni la comida te hacen un libanés porque toda la humanidad puede lograr esta parte”, dijo.

Mejor forma de describir la fiesta, se puede resumir en la cita del papa Juan Pablo II, empleada por El Azzi en su discurso: “Líbano es la evidencia que el mundo puede vivir en paz y armonía”, y al menos en la fiesta de México, así fue…

Revista Protocolo

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