Considerada como joya sagrada de la cultura coreana, el arirang esconde varios secretos
Texto y fotografías: Luis Felipe Hernández Beltrán
Puede ser una bonita muchacha o un monstruo de mil cabezas, un canto de desahogo o un baile de felicidad, un agradecimiento o un reclamo, la bienvenida a un bebé al mundo o la despedida de un ser querido que ha trascendido al más allá; una oración a Dios o un conjuro al mismo Diablo; en sí, son muchos misterios los que envuelven el arirang.
Todo aquel que quiera adentrarse al místico mundo de la cultura sudcoreana, está obligado a aprender y entender lo que es un arirang, así lo dejó claro el estudioso en la materia, Yun Jung Gang, quien traído desde la República de Corea por el Instituto Cultural Coreano de México, ofreció una ponencia sobre los 10 enigmas del arirang.
En un salón de eventos de un conocido hotel de la Ciudad de México, ante trabajadores de las distintas sedes diplomáticas de la Embajada de la República de Corea en México y fanáticos de las tradiciones sudcoreanas, el ponente comentó y develó algunos de los enigmas del canto y música icónica del país asiático.
Una canción folklórica y popular, que puede tocarse a ritmo de jazz o cumbia, suele componerse en momentos tristes o alegres, cada artista tiene su propia versión, su sonido se escucha diferente dependiendo del lugar u ocasión donde oiga; los pocos o muchos minutos que puede durar, la convierten en un festival; y sobre todo, es una canción pero a la vez no es una canción pues supera el significado de serlo; son los enigmas que esconde el arirang; que para ejemplificarlos y constatar lo que se exponía, reconocidos músicos de la Fundación para el Patrimonio Cultural de Corea, ejecutaron magistralmente algunos ritmos.
Lo que sí no es un enigma, es que el arirang está declarado por la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) como Patrimonio Cultural Inmaterial de la Humanidad, y México comienza a adoptarlo y a su vez, envolviéndose en sus misterios.
Revista Protocolo
