Embajadas

México y Argentina promueven el asilo político como derecho humano

Carlos Alfonso Tomada

Al celebrar el Día Internacional de los Derechos Humanos, la Embajada de Argentina en México organizó un panel virtual donde se destacó el papel que jugó México al recibir a argentinos que huyeron de la dictadura cívico militar de Argentina (1976-1983)

Luis Felipe Hernández Beltrán

Ciudad de México, 14 de diciembre de 2020.— En el marco del 10 de diciembre, Día Internacional de los Derechos Humanos, y que coincidió con el 38 aniversario del regreso a la democracia en Argentina, la Embajada en México de ese país sudamericano llevó a cabo el panel virtual “Democracia y Derechos Humanos Argentina–México”, transmitido en redes sociales.

Durante este ejercicio, los ponentes coincidieron en que parte de la amistad diplomática entre México y Argentina ha sido gracias a la larga tradición del derecho al asilo político, recordando cuando México le abrió las puertas a miles de argentinos que huyeron durante la dictadura militar argentina entre 1976 y 1983 y que adoptaron el gentilicio de “argenmex”.

“Desde diciembre de 1972, la Embajada de México en Buenos Aires comenzó a recibir numerosas solicitudes de asilo aunque los casos más emblemáticos se dieron en la víspera del golpe de Estado del 24 de marzo de 1976 con el asilo político otorgado por la Embajada (de México) a 26 integrantes de la familia Vaca Narvaja, la mitad de ellos menores de edad, quienes sufrían un inminente peligro de muerte. En el transcurso de los días siguientes, la Embajada (de México) continuó otorgando asilo diplomático a diversas personas a las que se logró conseguir el salvoconducto para salir de Argentina salvo en algunos tristes célebres casos”, rememoró el subsecretario para América Latina de la Secretaría de Relaciones Exteriores (SRE) del gobierno de México, Maximiliano Reyes Zúñiga.

“México se convirtió en hogar de residencia de entre siete y diez mil desterrados. Una cifra impresionante si se le compara con los exiliados chilenos o uruguayos que también recibieron cobijo en nuestro país”, aportó.

Por su parte, la académica del Instituto Tecnológico Autónomo de México (ITAM), Natalia Saltalamacchia Ziccardi, reflexionó: “Hay otro aspecto quizá menos conocido que se jugó en el nivel de las ideas, y es que una parte importante de las agrupaciones y los miembros del exilio argentino y sudamericano en México, adoptaron el paradigma y el lenguaje de los derechos humanos como forma de resistencia al autoritarismo que apremiara a sus países que desde aquí y desde otros lados, organizaron la denuncia contra la dictadura utilizando el encuadre de los derechos humanos y eso tuvo influencia para que en este país, en México, algunos grupos empezaran a principios de los años ochenta a retomar el marco de los derechos humanos como una plataforma para impulsar la apertura política del régimen del partido hegemónico algo que, hasta entonces, no había sido parte de las ideas del repertorio de los luchadores sociales mexicanos.”

Finalmente, Carlos Alfonso Tomada, embajador de Argentina en México, dijo: “En Argentina hizo falta mucha muerte, mucha crueldad para que ubicáramos a los derechos humanos en el lugar preciso y concreto en que las sociedades han decidido colocarlos. En mi país ese valor nació después de una dictadura genocida que pasó por sobre las personas, sobre las instituciones, sobre la democracia, sobre la vida misma y hoy goza de 37 años en los que nunca se pudo dejar de estar atento y esto es una verdad. Hubo que estar permanentemente luchando por las ideas de memoria, verdad y justicia.”

El evento virtual concluyó con la retransmisión de un breve concierto homenaje a Mercedes Sosa, fallecida argentina cantante y promotora de los derechos humanos considerada como “La Voz de América Latina”, en el que participaron los trovadores pibes María Inés Montilla y Juan Martín Medina junto con el mexicano Ernesto Anaya.

(Fotografías: Luis Felipe Hernández Beltrán)

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