Embajador Malayan celebra a quienes tienen el oficio de sonrisas y champán, pero también por defender los intereses de sus respectivos países
Texto y fotografías: Luis Felipe Hernández Beltrán
Salchichas checas, tequila mexicano, jamón serrano español, cerveza holandesa y una variedad de bocadillos rusos; pero eso sí, una ensalada universal de personalidades de distintos países, creencias, ideologías, razas; lo cual, ameritaba que el banquete mundial provocaría reafirmar el trato correcto y educado, así como el tener el don de la elocuencia que no incomoda, a quien ejerce el oficio desde distintos títulos, de representar políticamente a su nación en el extranjero.
“Debería de determinar cuál idioma usar: español, ruso o inglés”, decía emocionado el embajador de la Federación de Rusia en México, Eduard Malayan, al inicio de su discurso; pero si en él estuviera, seguramente le hubiera agregado el hindi, kazajo, francés, chino mandarín, japonés, árabe, indonesio, alemán, italiano, polaco, ucraniano, y todos los dialectos habidos y por haber, ante la variedad de invitados, todos representantes de distintos países en México.
Pero el diplomático ruso, resaltó la importancia del oficio del diplomático: “La vida del diplomático, consiste de sonrisas y champán”, dijo. Sin embargo, calificó al oficio como empeñoso de defender los intereses de los respectivos países. No así, aunque parezca que todo es fiesta, resaltó el cargo como peligroso, al recordar, el asesinato de Andrei Karlov, embajador de Rusia en Turquía, a quien emotivamente recordó como un gran amigo suyo.
Así, con esa mezcla de excelencias, la Embajada de la Federación de Rusia en México celebró en sus instalaciones en la colonia Escandón de la Ciudad de México, recientemente, a los diplomáticos acreditados en nuestro país, en su día.
Revista Protocolo
