Embajadas

Turcos celebran su fiesta nacional

Embajador Demiralp se despide de México tras dos años al frente de la sede diplomática turca en nuestro país

Texto y fotos: Luis Felipe Hernández Beltrán

Mustafá Oguz Demiralp, embajador de Turquía, y su esposa, Hülya Demiralp
Mustafá Oguz Demiralp, embajador de Turquía, y su esposa, Hülya Demiralp

“Los acontecimientos vividos en la noche del 15 de julio de 2016 confirman, indiscutiblemente, una vez más, cómo nuestra nación se ha integrado con su Estado. Aquella noche, nuestra nación mostró al mundo cómo luchará siempre contra nuevos intentos de ocupación con la misma resolución que mostró en la guerra de liberación”, citaba el comunicado de prensa, con el pronunciamiento del presidente de Turquía, Recep Tayyip Endogan, con motivo del 93 aniversario de su país.

Recordar aquel intento de golpe de Estado ha sido, quizá, uno de los momentos más difíciles que vivió en México Mustafá Oguz Demiralp, embajador de Turquía en nuestro país, quien señaló en su discurso con motivo de la fiesta nacional, a quienes intentaron ocasionar la caída del gobierno del presidente Endogan, como “terroristas, hijos del diablo”, llamando con ello a la paz mundial y a la lucha universal contra el terrorismo.

Pero ante aquel acontecimiento, se sumaría uno más, si bien no difícil, sí triste para el diplomático turco, quien siempre estuvo acompañado por su esposa, Hülya Demiralp, en todo momento: tras dos años de encabezar la sede diplomática de Turquía en México, su encomienda habría llegado a su fin, por lo que aprovechó para despedirse.

Pero aun así, los más de 200 invitados que se dieron cita en la residencia del embajador en la colonia Lomas de Chapultepec en la Ciudad de México, celebraron con alegría, mientras disfrutaban de un variado bufé de comida árabe.

Aunque quienes pusieron el entusiasmo a la celebración fueron los alumnos de la escuela primaria Turquía, no solo por su extraordinaria entonación de los himnos nacionales de México y Turquía, sino por los trajes típicos de la nación árabe que elegantemente vistieron y por su simpatía, que provocó que la mayoría de las personas quisieran tomarse fotos con ellos, hasta el embajador Demiralp, que dedicó buena parte de su tiempo a conversar con los pequeños, más que con cualquier otro asistente.

Revista Protocolo

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