Especial

China: el secreto del dragón oriental

Con registros históricos de casi cuatro milenios, la civilización china es una de las más antiguas de la humanidad.

China es un país tradicionalista que mantiene en la actualidad los diversos aspectos culturales que la han distinguido desde antaño.

Sin embargo, de la antigua sociedad esclavista que caracterizó a la dinastía Xia en el año 2070 antes de nuestra era, se ha transformado en una nación en desarrollo con porcentajes de crecimiento económico acelerado sorprendentes, 9.4 por ciento por término medio, de acuerdo con cifras proporcionadas por la embajada de China en México.

Del viejo sistema de economía planificada que permitió a China, hasta 1978, construir una base económica que mostraba defectos en el despilfarro de recursos naturales y humanos, así como falta de entusiasmo de los obreros y campesinos por la producción, China adoptó la política de reforma y apertura.

La experiencia del éxito económico en China puede resumirse en tres palabras: reforma, estabilidad y desarrollo, sostuvo a Protocolo Ren Jingyu, embajador de China en México.

En 1978 China decidió sustituir el viejo sistema de economía planificada por uno de economía de mercado socialista.

Durante la primera etapa de este sistema, el gobierno chino inició con reformas en las áreas rurales, introduciendo el sistema de responsabilidad familiar por un contrato con remuneración en función del rendimiento. Esta reforma movilizó en gran medida el entusiasmo de los campesinos por la producción. Como resultado, China resolvió en lo básico el problema de la alimentación y el vestido. El número de los pobres se redujo de 200 a 20 millones.

En la segunda etapa se realizó la reforma en la ciudad: la reforma industrial estructural, la reforma de comercio exterior, la reforma bancaria, la reforma impositiva, la reforma de los precios. Esto permitió que las empresas chinas obtuvieran una administración flexible, una autonomía sin precedentes y una competitividad cada vez mayor. Como resultado, la producción industrial aumentó con rapidez y el comercio exterior año con año.

En la tercera etapa se iniciaron las reformas complementarias como en la ciencia y educación, en el sistema de seguros, entre otros. Estas reformas abarcaban todas las áreas de la vida económica.

Estabilidad, la clave

La reforma, como un motor, ha conducido a la economía a un desarrollo rápido, sostenido y sano, admitió el embajador. “Sin embargo, para asegurar el crecimiento económico es necesario mantener una estabilidad política y social. La situación inestable causada por las excesivas campañas políticas en los años anteriores nos enseñó que sin estabilidad no había desarrollo económico, por eso el gobierno chino consideraba la estabilidad como una condición imprescindible para el crecimiento económico. Gracias a la estabilidad política y social en los últimos veinte años hemos logrado realizar nuestras metas económicas.

“Al respecto, el fallecido líder Deng Xiaoping dijo: el desarrollo es la clave y la ciencia y tecnología constituyen la primera fuerza productiva. Por eso, el gobierno chino lanzó la consigna de vitalizar al país mediante el desarrollo de la ciencia, la tecnología y la educación. Para este fin ha tomado múltiples medidas que impulsen el desarrollo de las nuevas y altas tecnologías y la preparación de hombres de talento.”

También ha persistido la estrategia de desarrollo sostenible para la protección ambiental. En resumen, se puede decir que la reforma, la estabilidad y el desarrollo representan los tres eslabones clave del acelerado crecimiento económico de China.

Inversiones

Entre 1978 y 2001 China elaboró muchas políticas preferenciales para la inversión extranjera, por ejemplo,

la baja tasa de impuestos sobre la renta, la exención total o parcial de los aranceles de ciertos equipos importados, las condiciones favorables para el arrendamiento de suelo, la simplificación de los trámites para el establecimiento de empresas de capital mixto o exclusivamente foráneo, la proporción de guías que orientaban la inversión, entre otras.
Gracias a estas medidas China absorbió gran cantidad de inversiones foráneas. En 2002 las inversiones extranjeras reales en China totalizaron 52,700 millones de dólares.

Con el ingreso de China a la Organización Mundial del Comercio (OMC) en 2001, el gobierno comenzó a dar tratos iguales a los inversionistas chinos y extranjeros, en cumplimiento de las reglas de este organismo internacional. Para atraer más inversiones extranjeras, el gobierno chino ha perfeccionado las políticas concernientes, ha ampliado en gran margen las áreas que permiten la inversión foránea y ha eliminado muchas restricciones. Como reina una estabilidad política y social en China y es bajo el costo de la mano de obra e inmenso el mercado, muchos empresarios extranjeros siguen considerando a este país asiático como un lugar favorable para su inversión.

Comercio binacional

En materia de comercio, el embajador indicó que las relaciones entre México y China son buenas. El comercio bilateral ha aumentado de 20 millones de dólares en 1972, año en que se establecieron las relaciones diplomáticas, a cerca de cuatro mil millones en 2002.

Las exportaciones chinas a México incluyen principalmente cinco variedades de productos: confecciones, juguetes, calzados, productos químicos orgánicos y equipos eléctricos.

Durante la reciente visita del primer ministro, Wen Jiabao, a México, ambas partes acordaron desarrollar relaciones estratégicas en todos los terrenos e intercambiar visitas de delegaciones comerciales de gran tamaño en 2004.

El embajador aclaró que China ha manifestado en repetidas ocasiones que ambos países son socios y no adversarios. “El actual volumen comercial bilateral está lejos de corresponder a las dimensiones de China y México, que son dos países en desarrollo de gran dimensión.

“Los dos países cuentan con enormes potencialidades y las perspectivas de las relaciones bilaterales, incluidas las comerciales, son promisorias”, sentenció.

Semblanza curricular

Reng Jingyu Embajador de China en México
Fecha de nacimiento: noviembre de 1945 en la Provincia de Hebei.
Profesión: graduado del Instituto de Lenguas de Beijing.
Estado civil: casado.
Hijos: un varón.
Otros cargos: 2000-2003, embajador extraordinario y plenipotenciario de China en Chile; 1996-2000, embajador de China en Perú; 1990-1996, primer secretario, jefe de división, consejero y director general adjunto de la Dirección General de América Latina y el Caribe del Ministerio de Asuntos Exteriores.

Datos del país

Nombre oficial: República Popular de China.
Superficie: 9’596,960 kilómetros cuadrados.
Situación geográfica: limita al norte con Mongolia y Rusia, al nordeste con Corea del Norte, al este con el mar Amarillo, el mar de China Oriental y el mar de China Meridional, al sur con Vietnam, Laos, Myanmar, India, Bután y Nepal, al oeste con Pakistán, Afganistán y Tayikistán, y al noroeste con Kirguistán y Kazajstán.
Recursos naturales: carbón, hierro, petróleo, gas natural, mercurio, estaño, tungsteno, antimonio, manganeso, molibdeno, magnetita, aluminio, plomo, zinc, uranio, hidroelectricidad.
Población: 1,284’530,000 habitantes.
Tasa crecimiento población: 0.8 por ciento.
Densidad: 133 hab/km2.
Lenguas: chino mandarín o estándar, yue (cantonés), wu (shangainés), minbei (fuzhou), minan (hokkien-taiwanés), y otras lenguas y dialectos de regiones autónomas.
Capital: Beijing.
Ciudades principales: Shanghai, Tianjin, Shenyang, Chengdu, Wuhan.
Moneda: yuan.
Forma de Estado y sistema de gobierno: régimen comunista de partido único.
Fecha de formación del Estado: 1 de octubre de 1949, formación de la República Popular.
Sufragio: universal. 18 años.
División administrativa: 23 provincias (incluyendo Taiwán, cinco regiones autónomas, cuatro municipalidades y un régimen administrativo especial en Hong Kong.

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