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Danzas chilenas

Las diferentes danzas que se dan a lo largo de todo el territorio chileno constituyen un importante aporte al folklore y a la cultura popular.

Protagonistas de las festividades religiosas y las celebraciones criollas, las danzas chilenas reflejan la vasta gama de influencias y creencias que dominan a las distintas comunidades que conforman a ese país.

Los diferentes instrumentos y vestimentas que acompañan a las variadas coreografías son una expresión de las identidades de una población que está fuertemente determinada por la localidad geográfica en que habita.

Ejemplo de lo anterior, es que el baile nacional de Chile, la cueca, presenta algunas variaciones que dependen de la zona en que se dance.

La cueca chilena

Por ser la danza nacional chilena, la cueca es la protagonista de las celebraciones y festividades criollas.

Su origen no está claramente definido, ya que investigadores la vinculan a culturas como la española, la africana, la peruana y también a la chilena. Incluso, los bailes de la zamba, la zambacueca, zamacueca y cueca chilena parecen ser esencialmente las mismas danzas, pero evolucionadas de acuerdo con sus variantes regionales. Sin embargo, predomina la teoría que dice que la cueca habría surgido en Perú y que de allí habría derivado a Chile en los albores de la independencia.

Esta danza se transformó en el baile nacional de Chile desde que se oficializó mediante un cuerpo legal promulgado el 18 de septiembre de 1979. No obstante, se baila en Chile desde aproximadamente 1824.

La rutina de esta danza encuentra –según algunos folkloristas– una explicación zoomórfica por provenir de la “clueca”, concepto con el que se hace referencia a los movimientos que hace una polla cuando es requerida por el gallo. Por ello los desplazamientos del hombre en el baile se asemejan a la rueda y al entusiasmo que pone el gallo en su conquista amorosa. La mujer, en cambio, sostiene una conducta más defensiva y esquiva. Según la zona geográfica en que se baile, la cueca presenta algunas variaciones. La cueca nortina o del abajino, la sureña o la cueca chilota, como la cueca del marino y del minero tienen características únicas muy definidas.

Las diferencias radican en la vestimenta de los bailarines, en su personalidad y en la actitud en la danza. Así por ejemplo, en las zonas sureñas la actitud tímida es la que predomina, en la zona central urbana sobresale la picardía, en las regiones campesinas predomina la provocación y es más elegante en la capital.

Las tonadas son acompañadas por la guitarra, el arpa y los golpes de manos al compás del ritmo. El huaso saca a bailar a la joven ofreciéndole su brazo. Tras un breve paseo, se colocan frente a frente y se da inicio al baile. Los pañuelos giran suavemente en un comienzo, mientras el huaso persigue y rodea a la mujer intentando traerla a su lado. Ella, coqueta y esquiva, mueve con gracia el pañuelo y levanta su falda. El zapateo final del huaso refleja su fuerza e intensidad en la lucha amorosa y es aquí donde los pañuelos giran a un ritmo más agitado y efusivo.

La cueca nortina

En el norte de Chile, la cueca presenta algunas diferencias con respecto a la popularmente conocida del valle central.

Los principales cambios se dan en la música, ya que en la variedad nortina no se cantan las letras de las canciones, sino que sólo se escucha la melodía que se compone de los sonidos dados por la trompeta, la tuba, el bombo y la caja.

La coquetería y el cortejo del hombre hacia la mujer, clásico de esta danza, se da de igual manera en la cultura nortina. Es una hermosa coreografía que llena de alegría los paisajes de la zona.

La cueca chilota

Aunque esencialmente esta variedad conserva las características principales de la cueca tradicional, las diferencias radican en que la música del baile chilote no presenta la copla inicial y el intérprete sobresale con su voz por sobre los instrumentos. Los pasos son más cortos y existe un zapateo redoblado.

Otros bailes nacionales

Además, producto de diversas costumbres y tradiciones, Chile cuenta con otros bailes folklóricos, de los que a continuación se presentan las principales características:

Bailes nortinos

Son una de las expresiones esenciales durante las celebraciones de las múltiples festividades religiosas en las que los habitantes de la zona participan fervientemente en repetidas ocasiones durante el año.

En los homenajes a los santos patronos de distintas localidades, como los que se realizan para San Andrés, la Virgen del Carmen de la Tirana y San Pedro, participan más de un centenar de cofradías danzantes, cada una de ellas compuesta por más de 20 miembros y en donde también se incluyen niños y mujeres de la tercera edad.

La práctica de danzas festivas se convierte en manifestaciones de fervor y adoración religioso, así como de agradecimiento y peticiones. Destacan también las coreografías típicas de “El Huaino”, “El Trote”, “El Huachitorito” y la “Cueca Nortina”.

Las vestimentas se caracterizan por la presencia de muchos colores, el uso de máscaras y disfraces, y los materiales de lana de llama, vicuña o alpaca. Y entre los instrumentos que acompañan a los bailes se encuentran la quena, la zampoña, la copla, la pifilka, el bombo y la caja.

Bailes de la zona central

En la zona central de Chile, las expresiones folklóricas se vieron fuertemente influenciadas por la colonización española y allí se asentaron ciertas danzas tradicionales que persisten hasta el día de hoy. La cueca, consagrada como danza folklórica nacional, se practica en esta área asiduamente, mucho más que en todas las otras regiones, con la mayor penetración en los distintos estratos socioeconómicos y educacionales.

Otros bailes dignos de mención por su representatividad tradicional, aunque muy circunscritos a unas pocas localidades rurales, son “El Pequén”, “El Sombrerito”, “La Sajuriana” y “La Mazamorra”.

También son protagonistas de esta zona los corridos, las polkas y los valses, que si bien se folklorizaron más tarde que las anteriores, viven actualmente en campos y ciudades.
Ningún instrumento musical se ejecuta tanto como la guitarra, seguida por el acordeón y diferentes tipos de sonajeros.

En estas regiones no se puede desconocer la presencia del folklore, por medio de los bailes, en las quintas de recreo y en las celebraciones más cotidianas, como los bautizos, cumpleaños, casamientos, funerales, onomásticos. Asimismo, en son de petición y agradecimiento

en tiempos de vendimia, trabajos de siembra, cosecha, construcción de viviendas, entre otros.

Danzando en el sur de Chile

Las reuniones festivas de los sureños se ven lideradas por sazonadas y contundentes comidas que son muy bien recibidas para paliar el frío y las lluvias. Junto a los gansos, patos, asados de chanchito y vacuno se presencian los bailes de “El Costillar”, “La Pericona”, “La Trastrasera”.

Asimismo, están presentes las tradicionales cuecas y los valses. Predominan la guitarra, la cacharaina y el charango, en cuanto a los instrumentos que acompañan estas danzas típicas.

Isla Grande de Chiloé

Esta isla merece mención aparte debido a sus particulares características y su gran identidad folklórica. Como lo expresa Manuel Danemann en su Enciclopedia del Folklore Chileno: “En esta tierra de navegantes, pescadores, agricultores, ganaderos y madereros; sinuosa, accidentada y sujeta a los caprichos de un mar difícil y cambiante, el hombre debe desplegar desde la niñez hasta la ancianidad, una actitud corporal ágil, segura y desenvuelta.

“Ésta puede presenciarse inequívocamente en la práctica de la danza, que ha sido muy intensa, al menos hasta mediados de este siglo.”

Actualmente, la rápida cueca chilota, los valses y los corridos representan los bailes de la isla. Y “sólo en fiestas que congregan parientes y amigos, más que nada a instancias del recuerdo avivado por la sabrosa chicha de manzana y el generoso poder alimenticio del curanto en compañía del milcao, se reviven los hermosos bailes de ‘El Pavo’, ‘El Rin’, ‘El Cielito’ y ‘El Chocolate’. Sin embargo, con mayor frecuencia se observan los clásicos de ‘El Costillar’ y ‘La Trastrasera’”, describe Danemann.

Bailes de la isla de Pascua

La danza y en general todas las manifestaciones folklóricas en esta isla han sufrido diversas alteraciones e importantes pérdidas como consecuencia de una considerable penetración de elementos internacionales de diversa índole, especialmente tahitianos. Por ello los bailes típicos son en su mayoría de origen polinésico.
Las representaciones más comunes son el “Sau Sau” y el “Ula Ula”.

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