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La vida de Chanel

Gabrielle Bonheur Coco Chanel (19 de agosto de 1883–10 de enero de 1971) fue un icono de la alta costura francesa y su filosofía revolucionaria, su moderna feminidad así como sus creaciones legendarias hicieron de ella una de las personalidades más importantes en la historia de la moda del siglo XX.

Chanel, nacida en Francia en la ciudad de Saumur, fue hija de Albert Chanel y de su compañera Jeanne Devolle, quienes tuvieron seis hijos: dos hombres y cuatro mujeres, una de las cuales murió unos meses después de su nacimiento. La madre falleció cuando Gabrielle era adolescente y posteriormente su padre abandonó al resto de la familia. Gabrielle pasó siete años en el orfanato del monasterio católico de Aubazine, y fue ahí donde aprendió a coser. En 1910, para independizarse, abrió una tienda de sombreros en París: un comercio popular que más tarde cambiaría de dirección al barrio de los modistas, en el número 21 de la calle Cambon.

El apodo de Coco tiene su origen en una de las veladas que llegó a pasar en La Rotonde, un café al que asistían miembros de un regimiento de la caballería francesa y una buena cantidad de los artistas que habían llegado numerosos al barrio de Montparnasse al inicio del siglo XX. Fue ahí donde Chanel, en aquella época cantante de cabaret, interpretó la canción “Qui qu’a vu Coco”, y desde entonces le quedó este mote.

Desde hacía ya mucho tiempo París se había ganado la fama de ser el epicentro del arte y de la moda: a partir de 1920 Chanel sentó ahí las bases de un estilo propio y fue conformando al mismo tiempo una herencia creadora, lo cual le permitió eternizar

su prestigio haciendo de ella un icono femenino del universo de la moda. Sus creaciones eran sencillas, prácticas y con frecuencia estaban influenciadas por la ropa para hombres, especialmente por los uniformes de la Primera Guerra Mundial.

Evolución de sus creaciones

Cuando el clima político evolucionó, las creaciones de Chanel también cambiaron: su estilo reflejó la transformación del papel de la mujer al término de la Segunda Guerra Mundial, pues promovió el uso de líneas más amplias así como de faldas más cortas; incluso con la eliminación del corsé ya desde antes, la mujer se sintió más libre para ejercer el trabajo que era preciso hacer durante la guerra. Esos trazos rectilíneos y ese diseño particular siguen siendo hasta nuestros días las bases de la elegancia que caracteriza a la Casa Chanel, la cual por cierto actualizó su imagen clásica en 1954: el traje sastre Chanel se convirtió en un símbolo para la nueva generación de la posguerra.

Historias de amor

En cuanto a su vida sentimental, a Coco Chanel se atribuyen numerosas historias de amor, pero nunca se casó y durante más de 30 años consideró el Hotel Ritz de París como su hogar. Cuando rompió su noviazgo con el duque de Westminster, Chanel declaró abiertamente: “Hay muchos duques, pero sólo una Chanel.”

Cabe mencionar que la influencia de Chanel en la alta costura llegó a ser tan importante que fue el único personaje del mundo de la moda tomado en cuenta por la revista Time cuando elaboró la clasificación de las 100 personalidades más influyentes del siglo XX. Para cuando falleció, a la edad de 87 años, la modista francesa ya tenía mucho tiempo de ser considerada como la máxima autoridad de la moda en el siglo XX.

Chanel N° 5

“En qué parte del cuerpo se debe uno perfumar”, le preguntó en una ocasión una joven. “En todas partes donde quiera usted que la besen”, respondió Chanel.

En 1921, la Casa Chanel y el mundo del perfume se transformaron para siempre gracias a una creación especial: Chanel N° 5. Este perfume, el primero creado por una gran casa de moda, es el producto más vendido de Chanel y también el primer perfume que se comercializó en el mundo entero.

Antes de su creación, la mayor parte de los perfumes se producían a base de materia orgánica y dejaban un aroma natural para destacar más la belleza de una mujer, con la suavidad de la fragancia de las flores. Sin embargo, Coco Chanel era partidaria de la teoría estética según la cual lo “feo” colocado junto a lo “hermoso” hace destacar más la belleza por el efecto del contraste. Chanel N° 5 fue el primer perfume artificial que utilizó en grandes cantidades el aldehído de flores sintéticas para contrastar y, por ende, valorar aún más la belleza natural de una mujer. Antes de la utilización de los aromas sintéticos, los perfumes debían aplicarse en grandes cantidades antes de salir —para asegurarse que sus agradables efluvios perdurasen— o aplicarse nuevamente durante la velada.

Chanel N° 5 sigue caracterizándose, aún en nuestros días, por un aumento de más de 18 por ciento de sus ventas y representa 5 por ciento del mercado mundial de los perfumes. El volumen de negocios de este producto nunca ha dejado de crecer desde que se introdujo en Estados Unidos en los años 1950. El perfume fue inmediatamente adoptado por las masas y las personalidades de Hollywood: Nicole Kidman e incluso Marilyn Moroe figuran entre las célebres musas del Chanel N° 5.

En 1953, cuando durante una entrevista se preguntó a Marylin Monroe qué prenda utilizaba para ir a dormir, la actriz respondió sonriendo “dos gotas de Chanel N° 5”. Por su parte, Andy Warhol creó nueve serigrafías de Chanel N° 5 a manera de homenaje al icono cultural que el perfume ha representado y de hecho se consideraba al diseño del frasco en sí como una obra de arte: en 1959 se incorporó a las colecciones neoyorquinas del Museo de Arte Moderno. Cabe recordar que un frasco de Chanel N° 5 se vende cada 30 segundos.

La herencia de Chanel

Coco Chanel dejó una profunda huella por sus aportaciones innovadoras, y gracias a su creatividad en el ámbito de la moda ayudó a la liberación y a la redefinición de la mujer. En efecto, sus creaciones fueron un modelo de gracia, de belleza y de feminidad caracterizadas por la sencillez. Al hacer más cortas las faldas y con la creación de pantalones sastre realmente cómodos, Chanel hizo que las mujeres se sintieran mejor, más a gusto consigo mismas, algo que sólo estaba reservado, hasta entonces, a los hombres.

“Vístanse de manera descuidada y la gente se acordará de las prendas; vístanse de manera impecable y la gente se acordará de la mujer”, dice una máxima de Coco Chanel que refleja totalmente el estado de ánimo de las creaciones de la modista. Fue Chanel quien relegó a los clósets los corsés reemplazándolos con ropa cómoda y más atractiva y demostró además que las mujeres podían portar pantalones pero manteniendo su feminidad.

En 1926 lanzó “el vestido negro” fabricado a partir de jersey, la cómoda tela utilizada para las camisas masculinas. El vestido era clásico, atractivo y sólo se vendía en un color: negro. Hoy día se considera al “vestido negro” como una creación clave en la industria de la moda que se puede portar de manera relajada o con clase. Es una prenda que permite dar más brillo a la mujer y no a su vestimenta en general. Chanel se convirtió en la mejor representante de las líneas sencillas y de un estilo práctico, para que las mujeres se sientan bien no sólo consigo mismas, sino también con las prendas que utilizan.

Al momento de su fallecimiento, su imperio de la moda facturaba 160 millones de dólares anuales. Pero a pesar de todo, el día de su muerte, aquella a quien se calificaba por su “gran sensibilidad”, tenía un guardarropa en París en el que sólo había tres conjuntos.

Más allá de ser un icono de la moda, Chanel trajo consigo todo un estilo de vida y una moda cuyos máximos exponentes han sido a su vez otros iconos culturales: Marilyn Monroe, Jacqueline Bouvier Kennedy Onassis, Catherine Deneuve y Audrey Hepburn. Su personaje fue interpretado en Broadway por Katherine Hepburn y en el cine francés por France Pisier.

La influencia de la Casa Chanel en el universo de la moda persiste y es en extremo importante, y Coco Chanel sigue siendo una influencia legendaria. Chanel no sólo cambió el garbo de las mujeres, también cambió la mirada que ellas tenían de sí mismas.

Para mayor información: www.chanel.com

Fuente: Noticias de Francia, embajada de Francia en México.

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