El origen de los helados es muy antiguo. La miel, frutas picadas o molidas, pasas, agua de rosas y violetas eran los ingredientes utilizados para fabricar, a base de hielo y nieve, los primeros helados en la historia de la humanidad.
Durante mucho tiempo los helados, por los pocos medios de que se disponía para su preparación, fueron únicamente manjar de reyes y de personas privilegiadas. La elaboración de los mismos no era sencilla, ya que era imprescindible disponer de nieve y de los medios para conservar la temperatura.
A través de la historia
Hay quienes sostienen que los antiguos romanos son los inventores del “sorbete”. Ellos utilizaban nieve, frutas y miel para preparar este refrescante postre.
También se cuenta con registros que indican que los chinos, muchos siglos antes de Jesucristo, ya mezclaban la nieve de las montañas con miel y frutas.
Otro antecedente interesante es que en la corte de Alejandro Magno, se enterraban ánforas conteniendo frutas mezcladas con miel, en la nieve, para conservarlas mejor y se servían heladas.
Por su parte, los califas de Bagdad mezclaron con la nieve zumos de fruta y le dieron el nombre de “sharbets”, que significaba bebida, y de donde procede el nombre de sorbete empleado en la actualidad.
En Europa, fue Marco Polo el que introdujo en ese continente las fórmulas aprendidas en sus viajes, para la preparación de helados. Y se ha llegado a decir que el nombre de los helados llamados “polos” se puso en homenaje a este legendario personaje.
De agua y leche
A los primeros helados de agua siguieron los de leche. Fue un cocinero francés que servía en la corte inglesa quien los inventó, y se cuenta que el rey (Carlos I) le dio una gran recompensa para que reservase la fórmula únicamente para el uso de la mesa real. Pero pronto su fórmula se extendió por el mundo.
Cuando en 1660 el italiano Procopio abrió en París el “Café Procope”, donde además de café se servían helados, se dio un gran paso para convertir el helado en algo popular. Y fueron precisamente los heladeros italianos (convertidos en vendedores ambulantes), quienes dieron a conocer por toda Europa las delicias de los helados.
Hacia 1700 los helados cruzan el Atlántico y se empiezan a hacer populares en Estados Unidos.
El helado gustó tanto que se popularizó y la demanda de los consumidores llevó a que su producción se industrializara en el mundo.
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