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El oro: ¿para confeccionar joyas o platillos?

En efecto, el oro es comestible aunque nada nutritivo, no puede ser considerado como un alimento pero tal vez sí como una medicina por sus efectos aparentemente benéficos para la salud. Desde hace cientos de años algunas culturas han codiciado el oro no solamente por su brillo y su pureza sino por su significado en la alimentación, el acto simbólico de ingerir un material precioso.

Panes de oro en Egipto e Israel

Según numerosos documentos que han sido descifrados, los investigadores han concluido que en el antiguo Egipto se fabricaban panes con oro, uno de ellos poseía un importante significado religioso: el Shem-an-na, un pan de forma cónica que contenía oro en polvo y el cual se encontraba estrechamente relacionado con las deidades. Incluso, han sido halladas algunas imágenes en las que el pan sagrado es ofrecido a los dioses.

En la actualidad, los estudiosos de la alquimia se han interesado por este tipo de panes con oro que se consumían en la antigüedad, tanto entre los egipcios como entre el pueblo israelí. Según los descubrimientos históricos, fueron los egipcios los primeros en poseer el secreto de la fabricación de este tipo de pan el cual era conocido también con nombres como ma-na, la lágrima dorada del ojo de Horus o el oro de la recompensa.

En la cultura hebrea encontramos en documentos como la Biblia la existencia de una especie de pan llamado maná, el cual ha sido equiparado al pan cónico egipcio y que al parecer fue producto de la herencia de los sabios egipcios al pueblo de Israel. Cuenta la historia que el maná fue confeccionado en una ocasión por un herrero, siguiendo las órdenes de Moisés, así es, la tarea no estuvo a cargo de un panadero sino de un herrero, esto se explica al descubrir que aquel pan era fabricado con oro triturado en un mortero y reducido a polvo, lo cual los científicos han juzgado algo totalmente posible.

Asimismo, es sabido que Moisés destruyó en una ocasión la figura de un becerro de oro que había sido fabricada por los israelitas, después de haberla quemado y triturado hasta reducirla a polvo, agregó los copos de oro resultantes a una jarra de agua y dio a beber la pócima a su pueblo con el fin de acercarlos espiritualmente a su deidad.

Desgraciadamente los vestigios no siempre son claros ni comprobables en su totalidad, sin embargo existe otra prueba sobre el consumo de panes con oro en esta época ya que en el Talmud se narra que a la llegada de Alejandro Magno a Jerusalén, el conquistador visitó una aldea habitada únicamente por mujeres, quienes lo recibieron ofreciéndole panes que contenían copos del metal precioso.

Oro en el lejano Oriente

Ese metal que despierta abyectas pasiones fue codiciado en todas partes, pero lo fue aún más en el Lejano Oriente en donde además de usarlo como moneda se le empleaba como medicina y alimento, para tal efecto el brillante metal era espolvoreado sobre las viandas. Igualmente se creía que al portarlo sobre la piel el oro confería juventud y potencia sexual.

Tanto en China como en la India era célebre una sustancia llamada soma, elixir de la vida, chi o prana, la cual se decía que estaba elaborada con polvo de oro y a la que se le adjudicaban propiedades mágicas. Al parecer este producto era una especie de pan o galleta.

Mientras que muchos monjes taoístas consagraban todas sus energías para lograr fabricar oro comestible a partir de cinabrio con el objetivo de alcanzar la inmortalidad, un alquimista chino conocido como Wei-Po-Yang, escribió un documento sobre el cual trata el tema de una píldora para la inmortalidad elaborada con un polvo de oro llamado Huan Tan, esta píldora ayudaba a los ancianos a rejuvenecer notablemente, se decía que los hombres recuperarían la energía de sus 20 años y las ancianas podrían incluso tener de vuelta su virginidad.

Banquetes medievales y renacentistas

Como es de nuestro conocimiento, los banquetes del Medievo así como del Renacimiento se caracterizaban por su suntuosidad, la cual podemos imaginar con la ayuda de aquellas descripciones de pavos reales listos para consumirse pero vestidos con sus plumajes como si aún estuviesen vivos, asimismo eran presentados a la mesa cisnes, pasteles-espectáculo de los que surgían aves vivas y fuentes de agua de azahar. Por supuesto que entre tanta ostentación no podría faltar el oro, el cual ornaba esculturas hechas a base de mazapán y que formaban parte de una extensa variedad de postres.

Uno de los más llamativos banquetes de aquella época es el que ofreció Benedetto Salutati a Fernando I de Nápoles en 1476, durante el servicio se sirvió un pastelillo de piñones y dulce de leche espolvoreado con hojuelas de oro.

Y aún más oro…

En la edad moderna no se abandonó el uso del oro en el arte gastronómico, por el contrario, el metal que simboliza poder y riqueza se hizo presente en el campo de los licores. En 1598 la casa Der Lachs fue fundada en Danzig, Alemania, territorio que pertenece actualmente a Polonia y que recibe el nombre de Gdansk. Dicha institución se dio a la tarea de crear un licor de oro que se produce y comercializa hasta nuestros días.

Siguiendo los pasos de esta dorada tradición, nos tropezamos en Madrid, España, con el Salón del Chocolate en el que se presenta, entre otras deliciosas novedades, una tableta con cobertura de oro de 24 quilates.

Y todavía en territorio europeo pero ahora en el país de la pizza, la pasta y el gelato, podemos saborear nuestro helado favorito con un topping de oro.

Si deseamos algo todavía más extravagante, en la ciudad del Big Ben existe un restaurante tan particular que se distingue por ofrecer a sus comensales las carnes e ingredientes más exóticos del planeta, entre los cuales llama la atención un postre de escorpión cubierto con oro y chocolate, totalmente comestible.

México

Por supuesto que México no se queda atrás en las modas culinarias, ya que hace algunos años la exitosa pintora y gastrónoma Martha Chapa diseñó un epicúreo menú para celebrar la obra de un reconocido pintor mexicano, en la ciudad Viena, aquel lujoso menú incluía un platillo de enchiladas rellenas de huitlacoche, en el cual las tortillas fueron reemplazadas por finas hojas de oro.

En nuestros días podemos deleitar nuestros paladares con un poco de oro en sólo unos cuantos restaurantes de la zona de Polanco, aunque seguramente no tardará en ponerse muy a la moda en el ámbito gourmet mexicano.

Claro que si lo desea, es posible experimentar en su hogar confeccionando platillos y postres con hojas de oro que se adquieren en selectas tiendas de repostería.

¿Recomendaciones para maridar los platillos confeccionados con oro? Aunque el lujoso ingrediente sea carente de sabor, su mejor acompañante sería, sin duda, el champaña.

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