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Ron dominicano: elixir, néctar o tesoro inédito

Blanco, dorado, oscuro, con especias, aromático o premium, de tres, siete o 15 años, el ron sigue siendo en cualquiera de sus tipos un imprescindible invitado en bares, reuniones y celebraciones.
Montserrat Piñeiro Guerrero

Cual caballero airoso el ron vence a todos sus licores contrincantes con la versatilidad que ofrece a las mezclas, con aquella suavidad que acaricia al paladar y con la sensualidad que incita los sentidos de quien lo bebe, a disfrutar de la vida con un ligero acento caribeño. Así es esta bebida, que se equipara al néctar que bebiesen las deidades helénicas, salvo que aquellos inmortales personajes no gozaban de las maravillosas playas que enmarcan este peculiar sabor de las tierras dominicanas.

Un poco de ron dorado sobre una mezcla de azúcar de caña y limón constituyen el coctel más célebre de la isla, es preciso ordenar un “servicio de ron” en un colmado (tienda de abarrotes y licores), en un bar o en una discoteca, para recibir en una charola los tres ingredientes por separado y poder dosificar uno mismo su regional coctel.

Las tres “B”, Brugal, Barceló y Bermúdez son las tres marcas líderes en el mercado dominicano que satisfacen el consumo de la clientela local tanto en las festividades como cada domingo por la noche en los que las celebraciones “enronadas” no ven su fin sino hasta muy avanzada la madrugada.

La cuba libre y el santos libre son los cocteles que esta isla dominicana toma prestados a Cuba para ofrecer a los turistas y deleitarlos así con su producción ronera local.

Ligado al turismo

Para los amantes de la cultura ronera, una buena alternativa de turismo es acudir a la visita de la ronería Brugal, ubicada en Puerto Plata, en donde se producen anualmente un millón 400 mil litros de ron blanco y dorado de los cuales gran parte de la manufactura se consume de forma local.

Otra forma de disfrutar de esta bebida, en un marco perfecto de playas, calor tropical, sol y música, es ordenarla en los restaurantes que sirven las especialidades locales y tratar de experimentar afortunados maridajes de viandas y ron.

Enraizado a la historia

Para muchos curiosos no es suficiente con saber que el ron es dominicano y que es parte de su cultura sino que es preciso conocer un poco más de su historia, así que aprovechando su mención, en este número hacemos una síntesis de sus orígenes en general.

Después de que Colón introdujera la caña de azúcar en las Antillas, el ron llegó a ser un importante producto en aquellos lares. Conocido como rumbullion (que significa gran tumulto) o killdevil (mata diablos), la bebida, producto de la caña de azúcar, adoptó las tres primeras letras de su primer nombre arriba mencionado, quedando reducido a “rum” en inglés cuya traducción derivó a ron en lengua española.

Durante los siglos XVII y XVIII la bebida fungió como artículo de trueque, siendo intercambiado por esclavos, marfil, pieles y oro e incluso siendo exportado a las colonias inglesas (hoy Estados Unidos) en donde tenía gran aceptación y adonde incluso llegó a exportarse la melaza de caña como materia prima para terminar el proceso de fabricación en Nueva York y Nueva Inglaterra.

¡Salud!

Mucho hay que decir sobre el ron, tanto que precisaríamos un número entero para hablar de este artículo que unifica la cultura antillana. Lo importante mientras ese día llega, es brindar con una copa de buen ron puro, degustarlo dejándolo acariciar nuestros labios, extasiar nuestros sentidos y transportarnos a Santo Domingo al ritmo de buena música que se mezcla con los aromas y el gusto aterciopelado de la que es llamada en el Caribe “la bebida”: el ron.

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