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Sabores dominicanos:

El gusto de esta espontánea cocina se remite a tiempos remotos, aquella época de la conquista en que las mujeres españolas desembarcaban en lo que se conocía como Las Indias.

Españolas en su mayoría, estas damas intentaban recordar los guisos de su nación en el nuevo territorio al que habían sido traídas. Con unos puñados de arroz las mujeres de conquistadores e inmigrantes tuvieron como primer impulso reproducir una paella, mas a falta de azafrán se vieron obligadas a utilizar achiote, también conocido como anatto, además de hacer esta excepción con el ingrediente coprotagónico del platillo, las damas españolas siguieron haciendo una serie de modificaciones hasta crear casi incidentalmente lo que hoy se conoce como “locrio”, un platillo a base de arroz que se caracteriza por su versatilidad.

No sólo este icono dominicano fue producto de la conquista, también el sancocho, un hijo del cocido español que se erige actualmente como uno de los símbolos dominicanos, tiene sus orígenes en aquella época.

Una vez mencionado este importante elemento de la culinaria dominicana es pertinente explicar su constitución: la carne de res es su ingrediente principal cuando esta vianda se convida con el resto de la familia cada domingo, sin embargo, es el sancocho prieto el rey de las grandes ocasiones, preparado con siete diferentes tipos de carne y algunas verduras para completar bien el cuadro nutricional.

Continuando con la lista de delicias se presenta el mondongo, un guisado de tripas aderezado con jugo de limón que, aunque no es del gusto de todo comensal, en la República Dominicana se ha sabido ganar su lugar.

A pesar de que en pescados y mariscos (contrariamente a lo que creeríamos) no existe gran variedad para los consumidores locales (casi todo se reserva a los turistas), un platillo sobresale entre la enorme lista de carnes: el pescado con coco, bañado con una crema de nuez de coco que le atribuye un exquisito sabor.

La cabra es una carne muy apreciada en esa isla, debido principalmente a que estos animales se alimentan de hierbas de orégano salvaje por lo que al momento de cocinarlas no es necesario sazonarlas. El chivo de Azua y el chivo liniero son platillos célebres de la zona de Azua y del noroeste del país, respectivamente.

El chivo guisado es tal vez uno de los platillos más llamativos por los ingredientes que lo componen: hierbas, limón y ron constituyen una excelente marinada para la carne.

Las frituras

A pesar de que la cocina dominicana se define como nutritiva, tiene un punto en contra ya que sus habitantes gustan ampliamente de las frituras, ya sean tostones de plátano o los llamados pastelitos (que nada tienen que ver con un pastel) que son una especie de empanadas rellenas de queso, carne o pollo.

Incluso el queso dominicano se come frito, mayormente por las mañanas, el gusto de esta vianda asemeja al del queso griego Feta con la única diferencia de que aquél se confecciona con leche de cabra mientras que en la isla, la leche de vaca funge como su base.

La sopa

Es raro que hayamos llegado hasta este punto y no hayamos mencionado ninguna sopa célebre de este alegre país, ¿a qué se debe tal omisión? Para responder a tal cuestión hay que afirmar primeramente que por ser un país cálido el consumo de sopas no es prioritario además de que en el caso de la República Dominicana es un platillo reservado para los pobres, constituyendo el único plato de una comida en el que se incluye el arroz, la carne, el pollo o el pescado mezclados con algunas verduras, a este elemento se le conoce típicamente como asopao.

La repostería

Después de tanto platillo salado y antes de que nos dé una indigestión, es preciso mencionar algo dulce.

En general, los postres dominicanos son muy dulces y la mayoría se basa en una mezcla de leche evaporada y azúcar aromatizadas con coco, jengibre, piña, papaya o plátano, dichas mezclas toman distintas formas según las recetas: cremas ligeras, flanes o budines. Además, una gran variedad de frutas tropicales son incluidas en muy variados postres según la imaginación del cocinero.

En lo que a panes respecta, el casabe, un pan redondo y plano confeccionado con harina de mandioca, acompaña los platillos. Las catibias son otro producto repostero heredado de los indios taínos (algunos de los antecesores dominicanos) que consisten en una pasta frita de harina de mandioca rellena de carne.

Sobremesa

Para terminar con esta letrada degustación exprés que hemos hecho (y que no nos dio tiempo de probar mucho) sólo cabe mencionar algunos puntos sobresalientes de esta gastronomía caribeña: para todo aquel que desee experimentar la culinaria dominicana en toda su expresión les recomendamos visitar los picapollos y comer un pollo frito acompañado de plátanos, detenerse en las “paradas”, un tipo de restaurante informal ubicado en los grandes ejes, y disfrutar de una buena comida local servida en breve.

Pero eso sí, si desean tener en su boca todo el sabor dominicano degusten un buen ron, del que aquí no hablaremos más porque merece un capítulo aparte.

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