Internacional

El Vaticano

Es un Estado soberano e independiente, con órganos de gobierno y política exterior propia. La Ciudad de El Vaticano es la entidad política de la nación. Su forma de gobierno es una monarquía electiva teocrática. Los aspectos legales y administrativos del Estado se fundamentan en los principios, normas, costumbres y leyes de la Santa Sede, es decir, de la institución eclesiástica que representa a la iglesia católica, apostólica y romana. El santo padre o papa, es la cabeza de la iglesia y el jefe del Estado.

Posesiones eclesiásticas

Tras la crucifixión de Jesús, los emperadores romanos llevaron a cabo una brutal persecución en contra de los practicantes del catolicismo, lo que quebrantó a la iglesia fundada por los seguidores de Cristo. Fue hasta el ascenso del emperador Constantino, cuando el culto dejó de ser perseguido y la iglesia salió de la clandestinidad. Constantino también fue el primer emperador romano que se declaró cristiano y quien mayor impulso dio a la institución eclesiástica. El cristianismo se convirtió en la religión oficial del imperio en el año 380, durante el reinado de Teodosio.

En el siglo VI, el emperador entregó al papa Silvestre I un palacio romano con la encomienda de construir una Basílica para el culto cristiano: la de San Juan de Letrán. Posteriormente, en el año 324, mandó construir otra basílica en Roma, esta vez ubicada en el sitio en donde, según los escritos bíblicos, se encontraba el lugar en el que habían martirizado a San Pedro (seguidor de Jesús al cual se le encomendó fundar la iglesia). El lugar elegido fue la colina de El Vaticano.

Al paso de los años, los pontífices llegaron a ser los gobernantes de la ciudad de Roma y de las zonas circundantes. En el año 756, Pepino el Breve, rey de los francos, cedió los territorios al papa Esteban II. Las posesiones eclesiásticas se fueron ampliando progresivamente mediante donaciones, adquisiciones y conquistas. Con el advenimiento al trono de Carlomagno, como rey de los francos, el papa Adriano I consiguió recuperar los territorios de la iglesia que habían caído en manos de los longobardos. Los estados pontificios, quedaron legalmente constituidos por Carlomagno en el siglo IX y llegaron a abarcar prácticamente toda la zona central de Italia. Los papas ejercieron el control de los estados pontificios durante siglos. El territorio de El Vaticano se mantuvo en manos de la institución papal, hasta que Napoleón se apoderó de él y creó la República Romana. Tras la caída del emperador francés, en 1815, el Congreso de Viena restituyó las posesiones pontificias.

Durante el papado de Pío IX, se desarrolló una revuelta popular que desmembró los estados pontificios. En 1861, se proclamó el reino de Italia, el cual poco a poco se fue unificando. Con la anexión de Venecia, en 1866, sólo quedó como Estado papal Roma. No obstante, el rey Víctor Manuel II consiguió unificar todo el territorio italiano y en 1870 se finiquitaron los estados vaticanos.

Tras la unificación de Italia, el papa Pío IX se negó a abandonar la Santa Sede y permaneció encerrado en ese lugar durante varios años. El gobierno italiano no entabló ninguna relación con el pontífice, pero tampoco hizo nada por expulsarlo, por lo que el territorio permaneció aislado de la política nacional e internacional de Italia. El único que proporcionó protección al territorio eclesiástico fue Napoleón III.

Fue hasta 1926, que Benito Mussolini entabló conversaciones con el papa para resolver la situación en la que se encontraba la ciudad de Roma, la cual albergaba al gobierno de la monarquía y a la Santa Sede. En ellas se acordó que el gobierno italiano reconocería la soberanía del territorio pontificio, a cambio de que el papa renunciara a reclamar los antiguos estados que pertenecían al clero.

Finalmente la Ciudad de El Vaticano fue establecida el 11 de febrero de 1929, mediante el Tratado de Letrán, suscrito entre el papa Pío XI y Mussolini. En dicho tratado se reconoce a la Ciudad de El Vaticano como Estado independiente y soberano. Al papa se le reconoce como jefe del Estado, con el derecho al uso exclusivo del territorio fijado. Asimismo, las partes firmaron dos documentos en los cuales se establecen las relaciones civiles y religiosas entre Italia y la Santa Sede, así como un acuerdo financiero que otorgó una compensación por las pérdidas del resto de los estados pontificios.

En la actualidad, el territorio vaticano alberga a la Basílica de San Pedro, las basílicas de San Juan de Letrán, San Pablo Extramuros y Santa María la Mayor, los Palacios del Santo Oficio, de la Propagación de la Fe, del Vicariato, el Hospital del Niño Jesús y el Palacio de Castelgandolfo, residencia de descanso del pontífice. Todos los edificios vaticanos, incluyendo aquellos que se encuentran fuera del centro de la ciudad son vigilados por la policía de El Vaticano; excepto la Plaza de San Pedro, que es custodiada de manera conjunta por la Guardia Suiza y la policía de Roma.

Relaciones diplomáticas

La Santa Sede mantiene relaciones diplomáticas con 172 estados, con la Unión Europea y con la Orden de Malta. Asimismo, sostiene relaciones especiales con la Federación Rusa y con la Organización para la Liberación de Palestina (OLP). Participa, en calidad de observador, en la Organización de las Naciones Unidas, así como en otros organismos internacionales gubernamentales y en organizaciones regionales, como es el caso del Consejo de Europa.

Organización política

La Santa Sede está fundamentada en una ley llamada Acta Apostolicae Sedis, la cual fue elaborada por el papa Juan Pablo II en noviembre de 2000 (en vigor desde febrero de 2001). En ella se establece que el sumo pontífice es el soberano del Estado de la Ciudad de El Vaticano y la cabeza de los poderes ejecutivo, legislativo y judicial (Art. 1).

En 1988, el papa Juan Pablo II dividió a la Secretaría de Estado en dos secciones: la de Asuntos Generales y la de Relaciones con los Estados. La secretaría está presidida por un cardenal que recibe el título de secretario de Estado, quien se encarga de la actividad diplomática y política de la Santa Sede y representa, en ciertas circunstancias, al pontífice. Actualmente, el secretario de Estado es el cardenal Tarcisio Bertone. La Sección para los Asuntos Generales está presidida por el arzobispo Leonardo Sandri y la Sección para las Relaciones de los Estados por el arzobispo Dominique Mamberti.

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