“En estos mismos momentos, Bolivia está en peligro de un golpe de Estado”, le dijo el embajador a Monges
Marcelo Fabián Monges y el Embajador de Bolivia Jorge Mansilla |
El escritor argentino Marcelo Fabián Monges, le entregó el pasado 5 de octubre durante una entrevista de una hora, al embajador de Bolivia en México, Jorge Mansilla Torres, una carta para el presidente Evo Morales, solicitándole lleve la propuesta que hiciera el día 8 de julio, para que sean penalizados los golpes de Estado en el orden jurídico internacional, a la Cumbre del Grupo de Río, a reunirse en México en febrero de 2010.
En su carta, el escritor felicita al presidente Evo Morales “por el rol protagónico” asumido por su gobierno, conjuntamente con el de otros países, respecto al golpe de Estado en Honduras y destaca que para que no haya nunca más un golpe de Estado, y la respuesta de la comunidad internacional no sea coyuntural, el golpismo debe ser penalizado en las leyes internacionales. Con este fin, envió al presidente de Bolivia toda la documentación que ha venido presentando, tanto en conferencia de prensa como frente a organismos internacionales, de las dos propuestas que hiciera al respecto, la primera, presentada a diez días del golpe en Honduras, la solicitud a la ONU para que se penalicen los golpes de Estado como crímenes de lesa humanidad, y la segunda, una propuesta de “Convención contra los golpes de Estado”, que consta de 25 puntos, destacados por el escritor como base para el debate, en la necesidad de la construcción de este tipo de instrumentos.
En la carpeta con toda la documentación de las propuestas, en donde se incluye una lista de diez páginas de links de notas de prensa internacionales sobre las mismas, destaca de manera relevante la adhesión del jurista internacional Carlos Slepoy, quien además de haber trabajado con el juez español Baltasar Garzón en el caso del ex dictador chileno Augusto Pinochet, ha sido la parte acusadora, en el juicio contra el ex marino argentino Adolfo Scilingo, condenado por haber tirado personas vivas al mar desde los llamados “vuelos de la muerte”, quien en primera instancia fue condenado a 640 años de prisión, y luego al ser recurrida esta sentencia, y al ser considerado también responsable en grado de complicidad respecto de las desapariciones que se produjeron cuando revistaba en la Escuela de Mecánica de la Armada Argentina, donde estuvieron detenidos más de cinco mil personas, el Tribunal Supremo elevó la condena a mil 84 años de prisión. Slepoy también fue el abogado de la acusación en el juicio contra el ex represor argentino Ricardo Miguel Cavallo extraditado desde México a España. “La adhesión de Slepoy le da un sustento fundamental a la propuesta, porque a la gente común, incluso a muchos activistas de derechos humanos —explica Marcelo Monges— la propuesta les parece una buena idea, pero al no saber de derecho se quedan preguntando por su viabilidad. En este sentido la adhesión de Slepoy es una piedra fundamental para la construcción de esta propuesta, afirma el escritor.
Por su parte, el embajador de Bolivia, Jorge Mansilla, felicitó a Monges por la iniciativa y por la cruzada internacional que ha comenzado para terminar con la impunidad de los golpistas, y con la mejor disposición aseguró al escritor que su propuesta salió el 8 de octubre, en valija diplomática hacia la sede del gobierno del presidente Evo Morales.
“En estos mismos momentos, Bolivia está en peligro de un golpe de Estado”, le dijo el embajador a Monges, mientras le mostraba la contratapa del periódico La Jornada, que destacaba la importancia del litio para la economía boliviana.
El litio es un componente natural que se encuentra en el Salar de Uyuni, cuyas reservas se calculan en unos cien millones de toneladas, y que podría permitir suplantar a los derivados del petróleo en nuevos modelos de automóviles, que ya planifican poner en el mercado las principales empresas japonesas y estadounidenses.
Empresas como la General Motors Corporation, la mayor industria de automóviles del planeta, con su principal sede en Detroit, o la Toyota, segunda en el mundo en este rubro, con base en Tokio, o las empresas japonesas Sumitomo y Mitsubishi, han puesto sus ojos en el Salar de Uyuni boliviano, que ya no solamente es un inconmensurable atractivo turístico, sino además una fuente de riqueza de la que ese país sudamericano podría vivir por cientos de años.
El economista minero Rolando Jordán, declaró: “La crisis económica está mostrando lo obsoleta que ha quedado la industria automotriz y refleja el apremio que tiene en cambiar el motor de explosión que usa carburantes ahora de alto costo por otro motor de energía limpia y es aquí donde el litio juega un papel estelar y decisivo.”
El embajador Jorge Mansilla le dijo al escritor argentino, “ahora somos con el litio, como país, ridículamente ricos”, dando una dimensión del tamaño de la riqueza y la utilidad del litio y su valor. “Sabemos que los golpistas siempre vienen defendiendo intereses. Van a lo que van. Si antes la historia de Bolivia había estado atribulada por los golpes de Estado, y desde luego el mismo gobierno del presidente Evo Morales, pero con esto del litio, la amenaza es aún mayor. Esta clase de instrumentos son absolutamente necesarios.”
Revista Protocolo
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