Internacional

Medicina Digital, la cura de Belice

Actualmente, la nación centroamericana es el único país en América sin casos activos de COVID-19, por lo que ayer tuvo un paulatino regreso a la normalidad

Revista Protocolo

Ciudad de México, 12 de mayo de 2020.— El pasado lunes 4 de mayo, Belice reportó cero casos activos de COVID-19, lo que es una excelente noticia para ese país, en el que uno de sus principales ingresos es el turismo internacional.

Para lograr esa situación, a pesar del riesgo que representaba para la población el trato con viajeros internacionales, el gobierno beliceño actuó eficaz y eficientemente: se tomaron medidas tempranas como el cierre oportuno de las fronteras, se reforzó la capacidad médica, se implementó un estado de emergencia y se adaptaron leyes de acuerdo a cómo se desarrollaba la situación; todo con el objetivo de proteger a la comunidad.

Uno de los factores que ayudaron a estar libres de contagios, fue el adecuado uso de la tecnología, monitoreando datos en tiempo real para la toma de decisiones por parte de las autoridades de salud y el gobierno.

A partir del primer caso registrado, una beliceña que regresó de un viaje por Estados Unidos, la Unidad Epidemiológica del Ministerio de Salud entró en modo de rastreo de contactos; la aislaron y pusieron en cuarentena a toda la isla de Ambergris Caye. El procedimiento se realizó con los siguientes 17 casos, en un esfuerzo coordinado para localizar, segregar y rastrear contactos relacionados con cada uno de ellos.

Detrás de eso, había una estrategia desarrollada localmente que impulsó la decisión en el día a día. Por fortuna, Belice comenzaría su censo nacional en mayo de 2020, pero se decidió posponerlo hasta 2021, lo que dejó inactivos varios recursos en el Instituto de Estadística del Gobierno de Belice, los cuales se destinaron para combatir el COVID-19.

Un grupo de desarrolladores de software, estadísticos y profesionales de la salud se reunieron y diseñaron su plataforma interna de seguimiento, rastreo e informes para COVID-19; posiblemente uno de los primeros esfuerzos integrados de este tipo en América. Ese instrumento comenzó con una aplicación de campo que convirtió a los oficiales, que llevarían a cabo el censo, en “detectives de campo de COVID-19”.

A cada uno se le equipó con un dispositivo electrónico, que les permitió recopilar, reportar y entrevistar a personas de interés, en función de sus factores de riesgo, cargando en tiempo real los datos que permitieron un mapeo de casos, contacto y áreas de riesgo a través de la aplicación Open Health.

Al mismo tiempo, la línea directa del Ministerio de Salud, de acuerdo con fichas proporcionadas por la app, convirtió los datos recopilados de llamadas relacionadas con síntomas y ubicaciones de las personas u otros riesgos en la misma base de datos.

Posteriormente, el equipo desarrolló y lanzó una aplicación de autoinforme que permitía a los ciudadanos reportar su estado de salud, lo que le dio al gobierno una visión amplia de la salud pública y capacidad de identificar riesgos que no podían ser capturados por los agentes de campo o la línea directa del Ministerio de Salud. Todos los datos de la aplicación se reunían a la base de datos común, brindando a las autoridades sanitarias una visión universal de la salud de la población, incluidos ciudadanos que no informaron síntomas.

Se desarrollaron funciones, incluyendo un mapeo cruzado entre los encuestados de todas las fuentes contra el rastreo de datos de casos conocidos, un mapa de los encuestados en tiempo real y una herramienta de predicción estadística avanzada que ayuda a comparar el nivel de riesgo del COVID-19 con la capacidad hospitalaria en cada distrito en tiempo real.

Con una población de aproximadamente 400 mil habitantes, Belice registró solo 18 casos de COVID-19, por lo que después de 28 días de aislamiento cumplidos el 11 de mayo, el país centroamericano podrá regresar a sus actividades cotidianas de manera gradual, con la mayoría de las empresas y oficinas gubernamentales reabiertas, siguiendo protocolos de seguridad como el distanciamiento físico y el uso obligatorio de mascarillas.

El uso de la tecnología fue un aliado, por lo que ya se está trabajando para crear módulos que permitan la detección obligatoria, previa y continua de los ciudadanos y visitantes que regresen una vez que el aeropuerto y fronteras se abran.

La reacción rápida, colaboración interinstitucional, legislación receptiva, tecnología y aceptación pública en esa nación, han pagado grandes dividendos en su objetivo de devolver la normalidad a la sombra de la pandemia global.

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