Internacional

Regresar a las raíces en la función consular: Eric Coufal

La labor consular contemporánea, dentro del contexto de la globalización, debe enfocarse y preocuparse por la prosperidad y el crecimiento económico de las naciones y no olvidar que históricamente los cónsules han actuado como árbitros y mediadores, además de que han participado en las resoluciones de las disputas comerciales internacionales.

De esta manera, según Eric Coufal, presidente de la Asociación Nacional de Cónsules Acreditados en la República Mexicana (Andeco), el trabajo consular debe visualizar y desempeñar un papel más útil y considerarlo como un imperativo que rescate la labor tradicional.

En muchos países, la falta de infraestructura judicial, insuficiente personal o instalaciones, en contraste con un incremento en la complejidad de muchas de las disputas comerciales, complica la resolución adecuada de las controversias. Esto a su vez afecta al comercio internacional, al crear un temor a participar en las transacciones internacionales por lo impredecible de una resolución final en caso de conflicto.

La Andeco se opone a que los cónsules permanezcan como espectadores pasivos y, por el contrario, se propone que desempeñen un papel más activo y asimilen el espíritu de la actuación consular tradicional.

Un cónsul –aclaró Coufal– puede aliviar la carga en las cortes y coadyuvar a impulsar un comercio más justo y equitativo entre las naciones.

De igual manera, el trabajo consular puede y debe ayudar a mejorar la imagen de justicia y provocar un incremento positivo en el flujo internacional de mercancías. La labor de mediación de un cónsul es como la de un asistente en las negociaciones, donde se invita a las partes a alcanzar acuerdos justos.

La filosofía de Coufal, en su calidad de dirigente de la Andeco, se centra en un actuar no sólo a favor de los negocios, sino en defensa de una causa tan sagrada como la libertad, la causa de la justicia. Las cortes modernas deben estar a la altura del crecimiento que presenta el comercio internacional y no significar una amenaza a su desarrollo.

«Como mediador, un cónsul debe permanecer imparcial y dirigir el proceso hacia una negociación en la que se beneficien ambas partes. Su responsabilidad consiste en cerciorarse de que una parte escuche atentamente la posición y puntos de vista de la otra y viceversa. Lo importante también es que la información discutida sea manejada con un carácter confidencial.»

Asociación Nacional de Cónsules

La Andeco se formó hace 30 años y desde 1997, año en que Coufal asumió la presidencia, se ha empeñado en impulsar una mejor relación entre los cónsules acreditados en México y las autoridades federales y estatales.

«Se trata de lograr un ‘contagio’ de colaboración recíproca e impulsar proyectos que sean útiles para México, ya que los cónsules son la célula última de la globalización mundial. Así, el consulado es una especie de municipio internacional, con un alcalde (cónsul) sin fronteras que se mueve en el mundo de las relaciones bilaterales.»

En México existen cerca de 240 cónsules, de los cuales 50 por ciento son de carrera y el resto ocupan puestos honorarios. El cuerpo consular sirve como un brazo útil para desarrollar proyectos de la cancillería que están vinculados con todas las áreas o actividades (culturales, comerciales, sociales y de negocios).

Además de estar a cargo de la presidencia de Andeco, Coufal es también vicepresidente de la Federación Internacional de Cuerpos y Asociaciones Consulares y presidente nacional de la Asociación Mexicana de Mediación y Arbitraje Comercial, AC.

Coufal informó sobre la próxima reunión de la Asociación Nacional de Cónsules, la cual se llevará a cabo en Cancún del 7 al 10 de noviembre del presente año.
Impartir justicia y administrar comercio

La palabra «cónsul» fue usada por primera vez en la Europa de la edad media y se refería a un miembro de la comunidad que era seleccionado para impartir justicia y administrar el comercio.

El cónsul mercatuum (como era conocido) fue responsable de tomar decisiones sobre disputas comerciales entre los comerciantes y proteger los intereses de su país de origen.

Con el advenimiento del concepto de soberanía entre las naciones de Europa y el crecimiento de las ciudades-estados, así como el impulso que se le dio a nuevas doctrinas políticas y gubernamentales, las responsabilidades consulares se fueron limitando a una supervisión comercial y marítima de sus respectivos países y a una vigilancia del respeto de los derechos de sus compatriotas, junto con otras funciones administrativas.

Se transfirieron las disputas mercantiles de los cónsules hacia un nuevo sistema judicial, formándose de esta manera un monopolio de la justicia. Se presentó un nuevo problema que consistió en una sobrecarga de trabajo (casos judiciales) que debían ser abordados y resueltos cada año. Por ejemplo, en 1991 en Argentina, sólo 6 por ciento de los casos fueron resueltos.

Actualmente, los juicios consumen mucho tiempo, además de dinero y sus resoluciones son impredecibles debido a lo intrincado de los conflictos comerciales. El incremento del comercio, la complejidad de las disputas comerciales y la ineficiencia del sistema judicial mundial obligan a meditar sobre la necesidad de impulsar litigios más ágiles y justos.

Frente a esta problemática, Andeco realiza encuestas que tienen como propósito retroalimentar a las cancillerías y mejorar la calidad de las relaciones internacionales. Se trata de establecer una sinergia, tanto en el ámbito nacional como en el internacional, entre los cónsules.

Cónsul honorario

Los cónsules honorarios son los idóneos para dar continuidad a proyectos de largo plazo, ya que este cuerpo no es transferido a otras jurisdicciones después de un periodo de estancia, como ocurre con el cuerpo consular de carrera o con los funcionarios diplomáticos de las embajadas.

El cónsul honorario tiene los vínculos de primer nivel en el país al que representa con las autoridades respectivas, de esta manera puede lograr que los proyectos se pongan en marcha con mayor rapidez de la que se logra por medio de la embajada.

El cónsul tiene la representación política de la administración jurídica sobre la actuación del país en otra nación. Lo más importante, según Coufal, es que el consulado permanece en su desempeño sin la sujeción de los vaivenes políticos. De esta manera, hay cónsules que han permanecido toda su vida de manera activa en un país.

En opinión de Coufal, el Poder Judicial requiere del apoyo de cuerpos consulares calificados que pueden apoyar en el arbitraje internacional, y sobre todo, ajustarse a la convención de Nueva York de 1958, denominada Convención para el Reconocimiento y Ejecución de Laudos Arbitrales Dictados en el Extranjero, de la cual México forma parte desde 1970.

Eficacia de contratos

Los esfuerzos para mejorar la administración de justicia han sido rebasados por las complejas relaciones comerciales. El talón de Aquiles ha sido la eficacia de los contratos que celebran las partes.

En este sentido, es preciso aumentar la asesoría jurídica dirigida a proteger a ambas partes en la celebración de contratos y no solamente en cuanto a precios o formas y fechas de entrega de mercancías.

El empresario mexicano –explicó Coufal– en muchas ocasiones no presta atención a la cláusula que dice que en caso de conflicto las partes se sujetan a las leyes y tribunales de determinado lugar.

Las consecuencias de este descuido vienen después, ya que el empresario se tiene que ajustar a leyes, costumbres e idiomas desconocidos, cuando pudo haber confiado en la eficacia del arbitraje mercantil internacional. Sobre todo, porque desde 1993 hay un nuevo capítulo en el Código de Comercio (libro cuarto, título quinto), donde se incorpora como derecho positivo la Ley sobre el Arbitraje Mercantil Internacional.

El espíritu de este nuevo capítulo se inspira en la Comisión de las Naciones Unidas en Derecho Mercantil Internacional, que tiene una ley modelo producto de la inquietud de promover la eficacia del arbitraje como medio alterno al judicial y cuyos procedimientos se sujetan a su vez a la convención neoyorquina.

Las deficiencias en las cortes de todo el mundo tienen un impacto negativo en el comercio, el cual ha sido ampliamente estudiado por Humberto Martínez Neira, ministro de Justicia colombiano. En Argentina, por ejemplo, en 1991 se desplomó la inversión en capital y en producción, se paralizaron infinidad de actividades y se generó un gasto excesivo, que repercutió en la economía.

Además de tener un sistema judicial eficiente, equitativo y predecible, es importante contar con incentivos fiscales, bajas tarifas a la importación y otras medidas que atraigan inversión extranjera. Por ello –concluyó Coufal– la Andeco no dejará de luchar para impulsar el arbitraje y la mediación de los cónsules, papel que les ha correspondido desempeñar históricamente.

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