En menos de una semana, tres representantes extranjeros en Sudán recibieron orden de expulsión emitida por las autoridades sudanesas que los acusan de interferir en los asuntos internos del país.
Los representantes expulsados incluyen a dos diplomáticos: el encargado de negocios de Canadá, Nuala Lawlor, y el embajador de la Unión Europea en Sudán, Degerfelt Kent. Tras una disculpa de la Unión Europea, Sudán rectificó su decisión. Sin embargo, Canadá, que condenó la expulsión en los términos más fuertes posibles, se negó a ceder.
Las autoridades sudanesas han expulsado también al director regional de una organización no gubernamental, Care. La Comisión de Ayuda Humanitaria del gobierno sudanés ordenó a Paul Parker que abandonara el país.
Parker, un ciudadano estadounidense, fue amenazado con acciones legales si se negaba a obedecer la orden de expulsión.
Su expulsión se produjo después de que el gobierno sudanés le acusara de traspasar el mandato de su misión —inmiscuyéndose en los asuntos políticos y de la seguridad de Sudán— algo que no se espera de un dirigente de una organización humanitaria.
Sudán se indignó por los comentarios que supuestamente procedían de la oficina de Care en Jartum respecto de que las condiciones en Darfur seguirían deteriorándose.
Mientras tanto, un subsecretario del Ministerio de Exteriores de Sudán, Ali Karti, explicó las razones detrás de la expulsión de ambos diplomáticos. Karti señaló que aparte de establecer contactos con los rebeldes y la oposición, los diplomáticos habían presionado también a los servicios de seguridad sudaneses para obtener la liberación de líderes de la oposición acusados de intentonas golpistas.
Karti declaró que las relaciones entre Sudán y la comunidad internacional no significan que el país se someta a las ideas occidentales.
Fuente: Afrol News
