Internacional

¡Viva México… desde el espacio!

Un ingeniero mexicano de la UNAM forma parte de la primera misión latinoamericana que realizará un vuelo suborbital

Revista Protocolo

Ciudad de México, 16 de septiembre de 2020.— José Alberto Ramírez Aguilar, de la Facultad de Ingeniería de la Universidad Nacional Autónoma de México (UNAM), representará a México en la primera misión espacial tripulada latinoamericana de la historia conocida como ESAA-01 EX SOMINUS AD ASTRA y que forma parte del programa LATCOSMOS-C.

El propósito, indicó, es entrenarnos como especialistas y volar en espacio suborbital como tripulación. Los objetivos son técnicos y científicos, y se espera impulsar esta área en la región al demostrar las capacidades para volar misiones tripuladas únicamente por latinoamericanos.

Además, consolidar los esfuerzos que realizan nuestros países en el avance de tecnología espacial propia, y en colaboración internacional, explicó el jefe del Departamento de Ingeniería Aeroespacial de la Unidad de Alta Tecnología de la Facultad de Ingeniería.

“Haber sido seleccionado es un honor y una enorme responsabilidad, pues es resultado de muchos años de esfuerzo para fomentar estas actividades en México, desde el extinto Programa Universitario de Investigación y Desarrollo Espacial, en los años noventa. Asimismo, representa la materialización de esa escalera que lleva a alcanzar las estrellas y que nos permite inspirar a las nuevas generaciones”, comentó.

El comandante de la misión, el cosmonauta ecuatoriano Ronnie Nader Bello, “se fijó en nosotros y nos invitó a participar; representar a la UNAM, portar el escudo de nuestra casa de estudios en este proyecto es un orgullo”, resaltó Ramírez Aguilar.

Un vuelo suborbital sube balísticamente y pasa la línea de Kármán, es decir, el límite entre la atmósfera y el espacio exterior, y vuelve a descender casi de forma inmediata. En este caso, a 80 kilómetros de altura la cápsula donde viajan los astronautas se separa del cohete y seguirá volando aproximadamente hasta los 105 kilómetros; luego comenzará a descender y reingresará a la atmósfera a velocidad hipersónica, y ya cerca de la Tierra desplegará los paracaídas y aterrizará.

El proceso deja a los astronautas cerca de diez minutos para realizar a bordo una serie de experimentos en torno a la microgravedad, que serán propuestos por los países de origen de los astronautas, para lo cual se abrirán convocatorias a las comunidades científicas respectivas.

Para esta tarea, el universitario es sujeto a una versión resumida del programa de entrenamiento ASA/T (Advanced Suborbital Astronaut Training Program), desarrollado en conjunto por EXA y el GCTC Gagarin Cosmonaut Training Center.

Posteriormente, tripulará la misión balística suborbital, por encima de 100 kilómetros de altura a bordo de la nave New Shepard, de la empresa de transporte espacial Blue Origin, donde, junto con otros tres astronautas, sentirá fuerzas gravitacionales más intensas que en un vuelo orbital.

Este perfil de vuelo está basado en la primera misión tripulada de Estados Unidos que se realizó en el año 1961 por el astronauta Alan Shepard en el vehículo Mercury Redstone 3, a bordo de la cápsula Freedom 7, en un perfil balístico de vuelo suborbital de despegue y aterrizaje vertical.

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