Life & Style

El asesino inglés más famoso de finales del siglo XIX

A más de un siglo de distancia, no se ha podido dar con la identidad del famoso asesino inglés

Texto: Luis Felipe Hernández Beltrán

“Jack el Destripador”, fue como se le llamó a quien o quienes descuartizaron a varias mujeres en Whitechapel, Inglaterra, de 1888 a 1891
“Jack el Destripador”, fue como se le llamó a quien o quienes descuartizaron a varias mujeres en Whitechapel, Inglaterra, de 1888 a 1891

A finales del siglo XIX, de 1888 a 1891, para ser exactos, Inglaterra estuvo horrorizada por una serie de noticias verídicas, todas de nota roja, que se volvía recurrente: partes de cuerpos de mujeres, en su mayoría quienes se dedicaban a la prostitución, aparecían en las principales calles del distrito de Whitechapel.

Los informes de estos feminicidios, que cada vez eran más comunes, alertaron a las autoridades de aquel entonces, quienes se movilizaron con todos los recursos que tenían a la mano; pero entre más alertas y policías había dándole seguimiento al caso, los números de defunciones y órganos corporales dejados en la vía pública aumentaban, al grado que la situación se volvió incontrolable.

Las investigaciones, originalmente, señalaban a una persona de sexo masculino, con altos conocimientos en medicina quirúrgica y anatomía, por su forma de operar; sin embargo, ante la coincidencia de que algunos cuerpos habrían sido torturados y degollados el mismo día y a la misma hora, se llegó a la hipótesis de que los culpables podrían ser integrantes de una secta satánica, quienes para despistar a la policía, decidieron organizarse y actuar simultáneamente.

Las confusiones de las autoridades se agravaron, al igual que las investigaciones de periodistas de aquella época, quienes le daban seguimiento al caso, pues tanto en los cuarteles policiacos y en las oficinas de los medios de comunicación, recibían cartas amenazantes, relatos que se atribuían los crímenes, o advertencias de más muertes y la forma en como las llevarían a cabo; algunos de los textos estaban acompañados con sangre o pequeñas partes de cuerpos pertenecientes a las víctimas, como orejas o costillas; lo que más llamaba la atención, es que estaban firmadas por alguien que usaba el seudónimo de “Jack el Destripador”, por lo que se decidió usar ese nombre para llamar, tentativamente, al asesino.

Las muertes no cesaron sino hasta 1891, sin que hubiera nadie detenido o alguien que haya aclarado los hechos, a las hipótesis del asesino solitario o la secta religiosa, le sumaron la de una mujer psicópata, una banda delictiva o hasta que el iniciador de los crímenes murió después de sus primeras víctimas y hubo quien quiso continuar con los asesinatos. Se señaló a más de 100 presuntos culpables, sin encontrar al verdadero destripador o destripadores y con ello las silenciosas respuestas del porqué lo hacía o la finalidad de los crímenes.

“Jack el Destripador” pasó de la realidad a la ficción, la historia ha sido objeto de películas cinematográficas, novelas, obras de teatro y hasta composiciones musicales.

Pero sorprende más que actualmente hay investigadores que dedican su vida al caso, utilizando las técnicas de investigación modernas, apoyándose en pruebas y pistas que aún se conservan, y aunque sus conclusiones han señalado a asesinos de aquel tiempo como los autores intelectuales, esta revoltura de teorías y nombres ha generado más confusión, de modo que todo indica que la verdadera identidad de “Jack el Destripador” será un misterio eterno.

Revista Protocolo

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