El sumo pontífice presentó en 2015 la encíclica “Alabado Seas”, dedicada en su totalidad a hablar del medio ambiente y el cambio climático
Texto: Luis Felipe Hernández Beltrán
La entrada del año 2013 implicó una serie de cambios que sorprendieron al mundo en todos los sentidos. El mundo recibe al entonces nuevo año con un clima que le juega chueco, las mezclas de calor y frío, combinadas con lluvia y hasta fuertes granizadas, impactan los cinco continentes.
México, junto con Estados Unidos, Rusia, China, Japón, la India, Australia, Indonesia, Perú y Brasil, alcanzan índices históricos en niveles de contaminación. Las últimas especies del rinoceronte negro de occidente, leopardo nubloso de Formosa y tortuga de Pinta, se extinguen por completo convirtiéndose en leyendas que alguna vez existieron.
La amenaza que desde inicios del siglo XXI inició, comienza a cumplirse: el mito del calentamiento global se convierte en una realidad.
Y como si fuera una historieta… mientras tanto, en el Vaticano, el 28 de febrero, el papa Benedicto XVI anunciaba al mundo que tras ocho años de pontificado, renunciaba al cargo más importante de la iglesia católica. Trece días después, en la ventana principal tras cinco votaciones y chimeneas con humo negro de la Capilla Sixtina, por fin el aviso esperado: ¡Habemus Papam!… y tras la euforia de toda una religión, se anuncia a Jorge Mario Bergoglio como el máximo jerarca del catolicismo mundial y que usaría en su pontificado el nombre de Francisco.
Un papa ambientalista
“Alabado seas, mi Señor, por la hermana nuestra madre Tierra, la cual nos sostiene y nos gobierna y produce diversos frutos con coloridas flores y hierbas”. Cántico de las criaturas de San Francisco de Asís, publicado en la encíclica “Alabado seas” del papa Francisco.
El rezar por el medio ambiente a consecuencia del cambio climático, era uno de los puntos en su lista de oraciones; y así, Francisco se manifestaba con mensajes positivos, pidiendo de manera virtual a los líderes mundiales en la Conferencia sobre el Cambio Climático de las Naciones Unidas o el Protocolo de Kioto, así como a la comunidad científica, utilizar programas para detener el cambio climático, no sin antes los rezos a Dios y a la Virgen María para la intercesión ante la sucumbida del medio ambiente a escala mundial.
Los temas ambientales que comenzaban a terminar con los seres humanos eran parte de las preocupaciones del nuevo papa.
El medio ambiente se convirtió en uno de los temas que debían figurar en las agendas de aquellos presidentes y reconocidos personajes de la comunidad científica y académica que visitaban al papa Francisco o viceversa. Seguramente, será uno de los puntos que el sumo pontífice tratará con el presidente Enrique Peña Nieto en su visita a México del 12 al 17 de febrero.
Cartas encíclicas
En su faceta de papa, Francisco demuestra su intelectualidad a través de dos cartas encíclicas: la primera, “La luz de la fe” firmada el 29 de junio de 2013 en donde en nombre de Dios aborda temas como el amor, la fe, la esperanza, la razón, el relativismo, el derecho, la justicia, la paz, la familia, el matrimonio, la juventud, la muerte y el sufrimiento.
Mientras que en la segunda, que lleva por título “Alabado seas”, rubricada el 24 de mayo de 2015, dedica en su totalidad a hablar de la naturaleza, del planeta Tierra, a quien en el documento llama “la casa común” y de todos los seres que la componen. El impreso original consta de 192 páginas y ha sido traducido a más de 20 lenguas distintas y lo han leído millones de personas católicas y no católicas en todo el mundo.
Cuatro capítulos en los que se muestra un total de 246 reflexiones enumeradas, llevan a los lectores a meditar y a actuar en favor de su mundo, más allá de hacerlo en nombre de Dios:
“El clima es un bien común, de todos y para todos. A nivel global, es un sistema complejo relacionado con muchas condiciones esenciales para la vida humana. Hay un consenso científico”, cita la reflexión 23.
“Lo que está ocurriendo nos pone ante la urgencia de avanzar en una aparente revolución cultural. La ciencia y la tecnología no son neutrales, sino que pueden implicar desde el comienzo hasta el final de un proceso diversas intenciones o posibilidades, y pueden configurarse de distintas maneras. Nadie pretende volver a la época de las cavernas, pero sí es indispensable aminorar la marcha para mirar la realidad de otra manera, recoger los avances positivos y sostenibles, y a la vez recuperar los valores y los grandes fines arrasados por un desenfreno megalómano”, se menciona en la 114.
Al momento de hacer la presentación oficial de esta segunda encíclica, el papa Francisco dio 10 consejos prácticos para comenzar con uno mismo la ayuda a salvar el planeta:
1) Abrigarse más y evitar prender las calefacciones.
2) Evitar el uso de material plástico y de papel.
3) Reducir el consumo de agua.
4) Separar los residuos.
5) Cocinar solo lo razonable que se podrá comer.
6) Tratar con cuidado a los demás seres vivos.
7) Utilizar transporte público o compartir el vehículo entre varias personas.
8) Plantar árboles.
9) Apagar las luces innecesarias.
10) Dar gracias a Dios antes y después de probar los alimentos.
“Alabado” por la ONU y Greenpeace
Un revuelo mundial causado ante esta publicación, llegó a manos de la mundialmente conocida organización en pro del medio ambiente, Greenpeace; los líderes de la ONU y UNESCO, Ban Ki-moon e Irina Bokova, respectivamente, la tomaron en cuenta para los próximos encuentros internacionales sobre cambio climático, así como para sacar los 16 puntos de desarrollo sostenible, presentados a finales de 2015.
El papa Francisco es el papa del cambio climático; como su admirado san Francisco de Asís, es el amigo de la naturaleza, los animales y del medio ambiente en general.
Revista Protocolo
