Aunque en la frontera de las colonias Condesa y Narvarte, solo había 10 edificios acordonados para su chequeo o demolición, se detectaron más de 50 construcciones que sufrieron algún percance, a consecuencia del temblor del pasado 19-S
Fotografías: Luis Felipe Hernández
In memoriam…
“Un soldado en cada hijo te dio…”.
Gigante lisiado.
Camino de asfalto y cascajo.
Heridas, cicatrices y costras.
Ladrillos en tercera dimensión.
Las paredes también lloran…
Devastador.
Si esos pedazos de piedra hablaran…
Para adulto, para niño, para mujer…
Agua bendita.
Cadenas irrompibles.
Organización impecable.
Aguardando el momento de encontrarse con aquello que alguna vez fue el hogar de alguien.
Letreros espectaculares.
Consultorios móviles y gratuitos.
“¡Se metió hasta el baño!”.
Infaltables… lamentablemente.
Llegan las “armas”.
Transportador del carrito.
La tele que nadie verá.
A través de la persiana americana…
La casa que del temblor no era su casa.
“¿Laura, estás allí?”, gritaban desesperados su hija Renata y elementos de la Secretaría de Marina. Silencio desesperanzador.
La ropa alguna vez se secó allí.
Testigos mudos que vieron caer el edificio donde sus dueños habitaban.
Reporteando “pa’l” Facebook.
Aceptando la realidad para dar paso a la demolición. No hay señales de vida de Laura.
Paleando.
Fractura de tercer grado con riesgo a caerse.
Mano con hombro.
Solidaridad previa al derrumbe.