Personajes

Anécdotas de Mantequilla…

La vida del recién fallecido campeón mundial de boxeo cubano nacionalizado mexicano, estuvo llena de polémicas y curiosidades tanto arriba como abajo de los cuadriláteros

Texto: Luis Felipe Hernández Beltrán

“Mío, mío, mío, mío”, fue lo único que expresó José Ángel “Mantequilla” Nápoles Colombat cuando ganó el cinturón que lo convirtió en campeón mundial de peso welter al vencer a Emile Griffith, el 17 de octubre de 1969, en el Forum de Inglewood en Los Ángeles, California.

Griffith llegaba a aquella pelea como campeón mundial de peso welter con 71 combates y solo diez derrotas, ídolo estadounidense del momento y al que se le busco un rival a modo para mantener su racha triunfal, por lo que los organizadores vieron en “Mantequilla” a ese boxeador idóneo.

Nápoles Colombat, que solo le antecedían dos triunfos consecutivos, uno de ellos por la vía nocaut sobre el campeón estadounidense Curtis Cokes, con los que obtuvo los títulos de la Asociación Mundial de Boxeo y el Consejo Mundial de Boxeo.

El acontecimiento, que se vio y escuchó a través de las pantallas de televisión, tuvo repercusión cada vez que se le veía a Mantequilla caminando por las calles del otrora Distrito Federal la gente le gritaba “mío, mío, mío, mío”. Al igual que aquella frase fue muy común escucharla en aquellos tiempos, cada vez que alguien lograba ganar algo.

En 1974 se dio aquel encuentro, considerado como uno de los que más morbo han causado en la historia del boxeo, cuando José Ángel en su peso welter, se enfrentaba el 9 de febrero en Mónaco, al entonces campeón mundial de peso medio, el argentino Carlos Monzón.

Si bien la incompatibilidad de tonelajes ya causaba curiosidad, lo fue más por haber sido una de las primeras peleas en las que a ambos contendientes se les ofreció un millón de dólares ganaran o perdieran, cantidad inusual para pagarle a un pugilista en aquellos tiempos. Y todavía más, porque muchos historiadores recuerdan aquel episodio deportivo como un capricho del célebre actor francés Alain Delon, fanático del deporte del boxeo y quien deseaba ver el pleito con los dos peleadores a los que idolatraba, por lo que no le importó desembolsar tanto dinero, a pesar de las diferencias de estatura y peso.

El encuentro fue ganado fácilmente por Monzón en el séptimo round, pero Mantequilla salió feliz con su pago millonario, mismo que le duró poco, como a otros boxeadores de sus tiempos, pues lo gastó con supuestos amigos y mujeres.

Ese episodio deportivo fue inspiración para el escritor belga nacionalizado argentino Julio Cortázar, quien lo plasmó a su icónica manera metafórica en el cuento La noche de Mantequilla, escrito en 1977.

“Era un final sin belleza pero indiscutible, Mantequilla abandonaba para no ser el punching-ball de Monzón, toda esperanza perdida ahora que se levantaba para acercarse al vencedor y alzar los guantes hasta su cara, casi una caricia mientras Monzón le ponía los suyos en los hombros y otra vez se separaban, ahora sí para siempre, pensó Estévez, ahora para ya no encontrarse nunca más en un ring”, cita uno de los párrafos de la obra literaria.

La idolatría de Mantequilla, fue aprovechada por el cineasta mexicano Miguel Melitón Delgado quien en 1974 lo llevó a la pantalla grande para estelarizar junto a El Santo, quien también gozaba de fama deportiva en aquellos tiempos como luchador, la película Santo y Mantequilla Nápoles en la venganza de la Llorona.

Nápoles también fue modelo y actor de fotonovelas, algunas de ellas en las que compartió créditos con la actriz Anaís de Melo, actualmente reconocida publirrelacionista.

Mantequilla, quien ganó ese apodo por su forma de evadir los golpes de sus oponentes, fue ídolo del entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz, quien seguía su trayectoria. El mandatario, en un encuentro privado que tuvo con el campeón, le dijo que tanta era su admiración por lo que estaba dispuesto a concederle lo que quisiera, a lo que el pugilista pidió su carta de naturalización, que le fue otorgada de manera inmediata.

Al colgar los guantes en 1975, tras perder el 6 de diciembre contra el británico John Stacey en la Monumental Plaza de Toros México, forma la agrupación musical “El Negro Santo” de la que fue cantante y que amenizaba en bares y centros nocturnos del norte de México, principalmente del estado de Chihuahua donde residió por un tiempo.

Walter Smith, mejor conocido como “Sugar Ray Robinson”, y Mike Tyson reconocieron que inspirados en Nápoles decidieron hacer carrera en el mundo del boxeo.

La diabetes y los principios de Alzheimer fueron los últimos rivales a los que el campeón no pudo derrotar en los últimos años, completamente alejado de los cuadriláteros, viviendo en la pobreza y trabajando en una agencia funeraria.

José Ángel Nápoles Colombat tuvo una vida llena de mitos y leyendas… como la que empezó a escribir con su muerte, el pasado viernes 16 de agosto de 2019, a los 79 años de edad… Pero su lugar está bien ganado en la historia del boxeo mundial, considerado uno de los mejores de todos los tiempos, reconocimiento que fue, es y será, eternamente… “suyo, suyo, suyo, suyo”…

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