Salud

¡Ánimo y Sursum corda!

En la contingencia sanitaria del COVID-19, México se encuentra en un momento complejo…

Eunice María Castillo Espinosa de los Monteros de Vernis

Ciudad de México, 23 de junio de 2020.— En los 65 años que mi familia tiene participando como hobby para los medios de información, lapso de tiempo en el que en lo personal he colaborado 41 años bajo la misma técnica y con la premisa de resaltar siempre el lado positivo y desde el optimismo, abordando temas de diversas disciplinas, nunca me había tocado reseñar una situación como la crisis de salud que vivimos en la actualidad por razón de la contingencia sanitaria del COVID-19, más cuando el pasado viernes 19 de junio la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió que “la pandemia de coronavirus se está acelerando, ya que los 150 mil nuevos casos reportados el jueves representaron el mayor número en un solo día y casi la mitad fueron detectados en América”.

Y bien, después de ver las cantidades reportadas en México el pasado domingo 21 de junio y observar el momento en el que nos encontramos, he querido compartirles lo siguiente:

Desde el mes de enero llamó mi atención esta situación, ya que veía la información que trasmitían los noticieros de la televisión mexicana así como en medios impresos e internet, los cuales describían ampliamente las circunstancias que se estaban viviendo en diversos lugares del mundo, y la sorprendente velocidad de propagación de un virus de tal letalidad. Sumando a esto, las vivencias que me compartían desde Europa familiares y amigos.

Esta situación hizo que mi familia y yo recordáramos las observaciones y consejos de nuestros padres (ambos qepd) quienes basados cabalmente en conocimientos, experiencias, habilidades e ideas, tenían la particularidad de ser previsores en lo espiritual, emocional, mental y físico.

Mis padres siempre estaban preparados en todos los sentidos, fortaleciéndose especialmente de su gran fe en Dios, con quien sabemos que podemos tener comunicación permanente a través de la oración diaria. Mis padres vivieron siempre con optimismo pleno, un recuerdo especial, la frase con la que siempre nos motivaron a mis hermanos y a mí: “Sursum corda!”, en latín: “¡Arriba los corazones!” y nos enseñaron además a “enfrentar las situaciones con la mejor actitud y fortaleza, como lo hace una altiva nave ante una tormenta”.

Mis hermanos y yo crecimos viendo que la previsión permite que cualquier contingencia puede enfrentarse de manera exitosa. Motivados por esta filosofía de vida, aunada a las medidas preventivas de las autoridades, sabemos que la salud familiar es responsabilidad de los miembros que conforman el núcleo, ya que las medidas sanitarias son individuales y familiares.

Así pues, esto motivó que desde el mes de enero, mi familia y yo reforzáramos nuestros planes de acción para contingencias por lo que, tal y como lo hicieron muchas personas, tomamos las previsiones necesarias para enfrentar de mejor forma la situación adversa que irremediablemente se presentaría en México.

Por lo anterior, tomamos en serio los consejos de antaño que combinados con las indicaciones del sector salud nos permitieron tener en cuenta lo siguiente: Quedarse en casa, significa la preservación de nuestra integridad física, actuando responsablemente hoy para que nuestro futuro sea promisorio.

Tengamos siempre presente el uso de cubrebocas, mascarillas o micas protectoras, gel antibacterial, aseo personal riguroso en nuestro cuerpo, la ropa que usamos, aseo de objetos, alimentación saludable, fortaleciendo además nuestro sistema inmunológico que nos permita enfrentar agentes infecciosos. Debemos conservar una actitud positiva y buen ánimo, actuando proactivamente, ejerciendo la corresponsabilidad social.

A lo anterior, sumemos el conducirnos con fe y esperanza, orando al Todopoderoso con fervor, pidiendo que nos dé la sabiduría y el discernimiento necesarios en todas nuestras decisiones y responsabilidades.

Es importante mantenernos informados de los reportes que emiten las autoridades de salud y también debemos aplicar invariablemente las medidas preventivas de lavado de manos, estornudo de etiqueta, guardando la “sana distancia”, realizando el aseo meticuloso de nuestra casa y si fuera el caso, el aseo de nuestro lugar de trabajo, previendo la adquisición de los medicamentos y vitaminas de uso cotidiano que podríamos requerir en el lapso de tiempo del aislamiento domiciliario, teniendo comunicación estrecha con los médicos de cabecera, proveer la adquisición de los alimentos necesarios para el periodo de cuarentena, reduciendo al mínimo las salidas que nos expongan, lo que podría ponernos en situación de riesgo al ser incluso portadores asintomáticos del virus y exponer a otras personas, o en su defecto, que alguien nos contagie.

Por otra parte, lo sorprendentemente fantástico de esta situación extrema, es que los que tenemos la oportunidad irremplazable de estar en casa, somos muy afortunados de contar con lo más valioso: nuestras familias, así que disfrutemos nuestra estancia aplicando en ello toda nuestra experiencia, ingenio y corazón para que la convivencia familiar sea armoniosa, trabajando en equipo en las tareas de nuestro entorno y recordando que nuestros lazos fraternos se fortalecen día a día en la alegría, entusiasmo, comprensión, paciencia, consideración, sinceridad, tolerancia, comunicación y respeto mutuo.

Aprovecho la oportunidad para expresar mi reconocimiento y profundo agradecimiento a todas las personas que han estado luchando en primera línea como médicos, enfermeras y personal técnico del sector salud, público y privado, que han aplicado sus conocimientos en cientos de pacientes; así como a las farmacéuticas.

También al personal de las secretarías de Marina (Semar) y Defensa Nacional (Sedena), la Gendarmería Nacional, personal de Petróleos Mexicanos en las Oficinas Centrales de la Ciudad de México y en provincia en las plataformas petroleras, refinerías, complejos petroquímicos, complejos procesadores de gas, ductos, poliductos, buquetanques, autotanques, carrostanques, terminales marítimas y terrestres, y estaciones de servicios, personal de la Comisión Federal de Electricidad (CFE) y de la Comisión Nacional del Agua (Conagua), operadores del transporte público y las aerolíneas.

Importante labor la de los sacerdotes, voluntarios, organizaciones gubernamentales y no gubernamentales, personal de toda la red de distribución de alimentos. Mención especial a los reporteros, comentaristas y sus medios de comunicación a través de los cuales recibimos la información de manera oportuna.

El trabajo que de día y de noche han desarrollado numerosos compatriotas, hombres y mujeres, desde todos los rincones de nuestra patria, ha sido invaluable e insustituible.

El camino que hemos recorrido hasta este momento no ha sido sencillo, pero sé que las vivencias que hemos tenido hasta este momento, permitirán que el camino que nos falta por recorrer, sea más corto y sencillo, así que: ¡Ánimo y Sursum corda! ¡Esto pasará pronto!

¡Quedémonos en casa, ya falta menos!

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