Salud

Factores ambientales, entre las principales causas de alergia

Los síntomas pueden confundirse con un resfriado común u otras enfermedades respiratorias

Con el incremento de la temperatura, la primavera trae consigo el inicio de los ciclos reproductivos de diversas plantas y flores. Pero la presencia del polen en el ambiente influye también en que algunas personas estén constantemente estornudando, con los ojos irritados, dolor de oídos y escurrimiento nasal.

Si bien estos síntomas pudieran confundirse con un resfriado común u otras enfermedades respiratorias más complejas, el individuo debe considerar que también puede tratarse de una alergia respiratoria estacional, sobre todo cuando los malestares persisten después de siete días. Además, a esas molestias se pueden sumar la obstrucción nasal y el prurito o picazón en la nariz y garganta. Cabe mencionar que en estos casos hay registro de fiebre.

De acuerdo con la doctora Amanda López González, miembro de la Federación Mexicana de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello, AC (Fesormex), las alergias o reacciones atópicas son respuestas exageradas del sistema inmune ante la presencia de una sustancia ajena al organismo o alérgeno. Estos elementos pueden ser alimentos, productos químicos, esporas, pelo de animales, medicamentos, además de factores ambientales como el polen, la contaminación y el polvo.

Comentó que al tratar de defenderse de una agresión, el organismo produce un anticuerpo llamado IgE o inmunoglobulina E, la cual a su vez es encargada de liberar histamina en el torrente sanguíneo. Esta sustancia, especificó, es un mecanismo compensatorio para corregir las alteraciones de antígenos; cuando se genera en exceso provoca una serie de síntomas como ojos rojos, espasmo bronquial y obstrucción nasal, por nombrar algunos.

Por su parte, el también otorrinolaringólogo y ex presidente de la Sociedad Mexicana de Rinología y Cirugía Facial, Arturo Zavala Habib, señaló que no todas las personas pueden desarrollar este tipo de padecimiento, ya que es necesario tener una predisposición genética. Esta gente, precisó, manifiesta de forma gradual, y desde la niñez, algunas reacciones atópicas como la dermatitis o la urticaria, por el consumo de algún alimento, además de rinitis alérgica.

Asimismo, aclaró que en función de la frecuencia con que se presenten los alérgenos puede haber reacciones atópicas estacionales y perennes. Las primeras son en las que la existencia del factor detonante obedece a las condiciones climáticas que le brinda la llegada de una estación. “Las más comunes son las alergias al polen, pero las variantes son tan diversas como las especies de flores”, comentó.

Mientras que las perennes, explicó, son aquellas en las que la severidad o magnitud de respuesta del organismo ante la presencia del ente extraño o antígeno, hace que las personas sean susceptibles todo el año a sufrir episodios alérgicos.

Para el tratamiento de un paciente atópico, agregó, es importante tomar en cuenta que las alergias sólo son controlables y no existe una cura; por lo que son posibles tres opciones: medidas preventivas, fármacos e inmunoterapia. En el primer caso, es imprescindible evitar situaciones y cosas que alteran a las personas. “Solemos decir: no alfombras, no mascotas, no plantas en la recámara; pero en el caso de las crisis estacionales, es muy difícil que no salgan a la calle o no vayan a un jardín.”

A decir del también integrante de la Asociación Panamericana de Otorrinolaringología y Cirugía de Cabeza y Cuello, la mejor técnica es la inmunoterapia o vacunación; sin embargo no todos los pacientes son candidatos a este procedimiento, pues en primera instancia hay que identificar al alérgeno involucrado.

Lo anterior, dijo, es a partir de pruebas diagnóstico, en las que la persona recibe algunos piquetes con pequeñas porciones de algunos antígenos en determinada zona del cuerpo. Aquellos pinchazos que generen roncha son los alérgenos a los que reacciona el organismo. Sobre los resultados obtenidos es elaborada la vacuna; sin embargo, “los tratamientos con inmunoterapia son caros y requieren tiempos prolongados. ¡Incluso de dos a cuatro años!”

De ahí que los fármacos sean la opción más socorrida. Zavala Habib comentó que hay tres grandes grupos de medicamentos y se administran en función de la gravedad de la alergia: antihistamínicos, esteroides intranasales parecidos a la cortisona y antileucotrienos, los cuales inhiben la liberación de leucotrienos al torrente sanguíneo una vez que el sistema inmune ha comenzado a atacar al antígeno; esta sustancia es la responsable de la inflamación crónica.

No obstante, recalcó que cada caso es diferente y sólo un otorrinolaringólogo o infectólogo podrá determinar cuál es el mejor tratamiento para cada paciente; por lo que es necesario evitar la automedicación. Asimismo, aquellas personas que han presentado un resfriado por más de siete días deben acudir al médico, pues existe la posibilidad de que se trate de una alergia. (Agencia ID)

Revista Protocolo

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