Salud

Trabaja Centro Conacyt en la elaboración de nanopartículas cargadas con fármacos

Contribuye CIQA a búsqueda de medicamentos más efectivos

Científicos del Centro de Investigación en Química Aplicada (CIQA) trabajan en un proyecto encaminado a la obtención de nanopartículas (estructuras microscópicas) cargadas de fármacos, las cuales optimizarán el aprovechamiento de los mismos y reducirán sus efectos secundarios. Hasta el momento, han logrado preparar las partículas más pequeñas de las que se tiene registro, y es esta característica la que les permite llegar sin problema a las células dañadas.

Para el modelo de estudio, los investigadores de CIQA seleccionaron el polímero biocompatible polimetacrilato de metilo (material similar al plástico) y el antiinflamatorio ibuprofeno, con los cuales obtuvieron partículas de entre 15 y 20 nanómetros de diámetro (uno equivale a la millonésima parte de un milímetro) cargadas con 20 a 25 por ciento de sustancia activa.

“El tamaño de las nanopartículas que hemos desarrollado roza el límite inferior, el cual es de diez nanómetros, pues si fueran más pequeñas serían tomadas por los riñones y eliminadas por vía urinaria”, refiere el doctor Raúl Guillermo López Campos, responsable de la investigación.

En este contexto, cabe destacar que las partículas con diámetros menores a 50 nanómetros, una vez en el torrente sanguíneo, poseen mayores probabilidades de escapar a la acción del sistema inmunológico y continuar así su trayectoria hacia los sitios deseados. Además, se facilita su difusión desde el sistema capilar hasta el espacio intercelular y, de ahí, a las células dañadas.

Cuando son administradas por vía oral, la probabilidad de que atraviesen las paredes del intestino y lleguen al sistema circulatorio es más elevada si su tamaño es muy pequeño, ya que el recubrimiento intestinal permite el paso de partículas de hasta 50 nanómetros de diámetro, aproximadamente. Ahí, se encargan de liberar el fármaco en forma controlada para ejercer su acción terapéutica en el lugar apropiado.

En el caso de los medicamentos administrados por las vías convencionales, su concentración en el plasma sanguíneo se eleva casi de inmediato por encima de los niveles requeridos, lo cual conlleva un grado importante de desaprovechamiento del principio activo, pues después disminuye rápidamente y deja al paciente desprotegido hasta la siguiente toma.

“Uno de los propósitos de la administración de los fármacos cargados en nanopartículas poliméricas es mantener su concentración plasmática en el nivel requerido por el mayor tiempo posible, para así maximizar su aprovechamiento y disminuir la frecuencia de la dosis”, indica el investigador del CIQA.

Asimismo, resalta, las nanopartículas cargadas con fármacos que son elaboradas con polímeros representan una de las opciones más prometedoras, ya que encuentran una mayor estabilidad al contacto con fluidos biológicos, mejor capacidad para carga de fármacos, protección del medicamento ante la degradación, posibilidad de modificación química de su superficie para poder dirigirlo a los sitios o células que se desea y mejor control de la tasa de liberación de la sustancia activa.

Sin embargo, aclara que seleccionaron el polimetacrilato de metilo y el ibuprofeno en el presente proyecto sólo para probar sus hipótesis y comprobar la eficacia de los métodos que han desarrollado. “En efecto, la finalidad no es administrarlas como un tratamiento, pues aunque el polímero es biocompatible no es biodegradable; en consecuencia, si alguien las ingiere o se le introducen por vía sanguínea, se le acumularían en los órganos. Nuestro objetivo es sólo utilizarlas para pruebas y, en una segunda etapa, prepararlas con materiales poliméricos biodegradables y diferentes medicamentos.”

Una de las metas del equipo científico del CIQA consiste en aplicar su metodología para preparar nanopartículas polímero-fármaco que se introduzcan a las células, por ejemplo, a las cancerosas para destruirlas. “Si están bien diseñadas liberarán el contenido del fármaco para ‘matar’ a las células malignas. Pero es muy importante que sean partículas de un polímero biodegradable, pues de lo contrario no podrán ser eliminadas por el cuerpo una vez que hayan entregado su carga”, acota el doctor López Campos.

Los métodos desarrollados por el equipo científico del CIQA se protegieron mediante la solicitud de dos patentes en Estados Unidos. Además, constituyen apenas el inicio de un largo camino por recorrer antes de que los nanosistemas puedan usarse de forma masiva en el tratamiento de enfermedades crónicas e infecciosas. (Agencia ID)

Revista Protocolo

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