Aproximadamente cada 6 minutos se denuncia en México un nuevo caso de robo a casa habitación
Por Alejandro Loera, gerente de Negocios para Latinoamérica y el Caribe de Keri Systems
Las mejores temporadas están por comenzar, ocasión para reuniones familiares, comidas o cenas para festejar un año más, colmado de éxitos o no tantos, escapadas de fin de semana para visitar ese pueblo mágicamente embellecido para atraer a los amantes del “mexican curious”, o por qué no, salir de viaje unos días a ese destino de playa para retomar el bronceado ya perdido hace largo tiempo. Sin duda, excelente temporada para encontrar tu casa sola y desprovista de seguridad alguna.
Hace poco escuchaba un comentario que en un principio me pareció un tanto enfermizo, más por lo que representa que por el pragmatismo de la idea, “piensa como ladrón para evitar ser victimizado”, decía, al menos esa era la idea general, y observando los resultados que varios medios nacionales e internacionales han presentado recientemente en torno a la seguridad en México, donde arrojan principalmente dos datos importantes: El mexicano gastó más en seguridad, más de 700 millones de dólares contra el mismo periodo del año pasado y además efectivamente el mexicano no denuncia; según datos del Instituto Nacional de Geografía y Estadística (INEGI), 94 de cada 100 delitos cometidos en el país nunca llegan a manos de la autoridad. Debemos de estar haciendo algo muy mal y ciertamente eso de pensar como amante de lo ajeno no se nos está dando.
La inseguridad como motor de la industria
El robo a casa habitación va en ascenso; según información obtenida por el Observatorio Nacional Ciudadano, en julio pasado se registraron un total de seis mil 815 robos a casa habitación, los cuales representan dos cosas: un 2 por ciento más robos que en el mes de junio y según la información del INEGI, vendría siendo solo el 6 por ciento de los robos totales a casa habitación en el territorio, según el precedente anteriormente destacado.
Según estas cifras, al día se promedian 220 robos; este escenario ha traído como resultado a la geografía citadina auténticos guetos, prisiones privadas donde la sociedad se auto recluye con la esperanza de estar haciendo lo mejor para evitar ser parte de las estadísticas. Si bien es complejo concebir la mentalidad de este tipo de gente, sí podemos echar mano de la tecnología para anticipar, disuadir y bloquear.
En el caso del control de acceso la tecnología ha conseguido desde hace ya un tiempo una significativa evolución, logrando en particular la correcta distribución y comprensión de la información a través de los distintos sistemas interconectados. El mover dicha información desde el software base y del servidor y hacerla llegar a la red de controladores se consigue gracias a la tecnología TCP/IP.
Estos avances nos permiten tener toda una serie de soluciones interconectadas en perfecta sincronía, como mandos a distancia para el control de puertas, rejas o vallas. Estos accesos son activados al recibir la comprobación de los sistemas de videovigilancia integrados con softwares de reconocimiento facial y lectores de placas, adicionalmente se puede echar mano simultáneamente de lectores biométricos y tableros numéricos. La automatización inteligente de la que estamos hablando nos ofrece la perfecta ocasión para evitar meternos en la mente criminal y dejar a la tecnología hacer el trabajo sucio que ponga a raya a las estadísticas.
Revista Protocolo
