En julio pasado, el embajador de Francia en México, Philippe Faure, reunió en su residencia a innumerables invitados para conmemorar la toma de la Bastilla, acontecimiento que se convirtió en el símbolo de la Revolución Francesa, acaecida el 14 de julio de 1789.
El embajador, acompañado por su esposa Christine, dijo sentirse gustoso de celebrar por primera vez en México este importante acontecimiento.
Philippe Faure aprovechó la ocasión para hacer un breve balance sobre las relaciones franco-mexicanas a las cuales calificó de dinámicas, variadas y densas, y explicó: «hace apenas un año que entró en vigor el acuerdo entre la Unión Europea y México y ya se sienten los efectos positivos de esta apertura recíproca en la dinámica de los intercambios».
«Tan sólo en el último año las exportaciones mexicanas a Francia registraron un aumento de más del 20 por ciento con respecto al año pasado y las empresas francesas incrementaron su presencia en México mediante inversiones o por medio de exportaciones.»
El embajador dijo que Francia y México tienen una historia común, rica y antigua, y se comprometió a realizar su mejor esfuerzo para renovarla y profundizarla, «ése –sostuvo el diplomático– es por mi parte el primer sentido que atribuyo a mi misión en México».
