La directora general del Instituto, María Teresa Franco, reconoció su labor en la preservación de monumentos
Durante la entrega de reconocimientos por antigüedad a 37 profesionistas arquitectos conservadores del patrimonio cultural 2015, la directora general del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), María Teresa Franco, recordó que la tarea que realizan día tras día los arquitectos se fundamenta en la conservación de un patrimonio construido, lo cual exige una visión multidisciplinaria: histórica, antropológica, arquitectónica.
“Nuestra mirada ya no puede imaginar el patrimonio construido sin una visión amplia de aquello que lo ha hecho posible y la forma en que la sociedad se ha transformado, de poder leer los fenómenos a los cuales está expuesto y las posibilidades verdaderas de conservación.”
En la ceremonia de entrega de reconocimientos, que se llevó a cabo en el alcázar del Castillo de Chapultepec, estuvieron presentes los secretarios técnico y administrativo, Diego Prieto y José Francisco Lujano Torres, respectivamente; el coordinador nacional de Recursos Humanos, Francisco Aarón García; el director del Museo Nacional de Historia, Salvador Rueda; el secretario general de la Delegación DII-IA-2, José Alejandro Villalobos, y Antonio Camarena Villaseñor, secretario de Organización de la misma delegación, y en representación de los homenajeados, el arquitecto Ildefonso Galicia Morales.
María Teresa Franco recordó uno de los sucesos más dramáticos: la reciente demolición de la capilla del Santo Cristo, en Tlaxcala, la cual marcó un hito. “De un lado está el acto, por el cual nosotros reclamamos la aplicación de la ley a fondo, pero el hecho de que esto haya acontecido nos obliga a revisar nuestra tarea y ver de qué manera podemos insertarnos más en los sistemas educativos, en las tareas de divulgación científica y en el conjunto de actividades culturales; creo que el vínculo entre la promoción de la cultura y los sistemas educativos es esencial.”
La titular del Instituto habló sobre la necesidad de fortalecer las escuelas del INAH. “Las cuatro tienen un gran papel y debemos tener más programas de carácter docente y de actualización profesional. Ello implica ser capaces de mayores alianzas. Cuando vemos el número de profesionistas que egresan de nuestras escuelas y el conjunto de necesidades que existe en las regiones, nos damos cuenta que debemos articularnos mucho más fuertemente con instituciones afines para hacer llegar la experiencia, que es lo que celebramos hoy aquí, desde los compañeros que tienen 40 años, hasta aquellos que tienen un quinquenio”, puntualizó.
María Teresa Franco felicitó a los 37 galardonados por fortalecer la institución, “porque ustedes encarnan el mejor saber, la mayor fuerza, la mayor sabiduría, y la mejor experiencia profesional en el campo”.
Durante la ceremonia, la directora general del Instituto entregó un diploma de reconocimiento y un pin con el escudo de Yanhuitlán a los arquitectos Ildefonso Galicia y Emma Elsa Loranca Quiroz por 40 años de antigüedad; diploma y una reproducción de la cabeza de Palenque a los profesionistas que cumplieron 35 años de labor, entre ellos Fernando Campos Albarrán, Mariano Alférez González y Yolanda Cano Romero. También recibieron distinciones profesionistas con 30, 25, 20, 15 y 10 años de trabajo en el INAH.
Al hacer uso de la palabra, el secretario general de la Delegación DII-IA-2, José Alejandro Villalobos Pérez, destacó que “el hablar de los arquitectos en el INAH es referirnos al componente activo en el complejo sistema de resguardo patrimonial como actividad sustantiva, tanto de las zonas de monumentos arqueológicos e históricos, como de sus contenidos de paisaje, arquitectónicos, edificados, estructurales y, sobre todo, del espacio ancestral: escenarios de la vida cotidiana y significativa de la sociedad”.
Para el logro de sus objetivos, prosiguió Villalobos Pérez, los arquitectos del INAH hemos comprometido nuestras agendas personales a las de las prioridades institucionales que han sido, por largo tiempo, las de la nación misma: garantizar la permanencia de los bienes del patrimonio cultural edificado, donde tienen sede los segmentos significativos de nuestra conciencia colectiva e histórica de identidad.
“Es un orgullo personal reiterar que esta labor se lleva a cabo con apego a la norma, al marco jurídico que nos rige y faculta para actuar con la cortesía o severidad que amerita cada caso concreto”, concluyó.
Revista Protocolo
