En vez de discurso protocolario, el embajador argentino Ezequiel Sabor, recita el poema “La patria” de Jorge Luis Borges
Texto y fotografías: Luis Felipe Hernández Beltrán
La patria, es el humo que desprende los olores de un suculento cordero y un delicioso lechón, mientras se asan para compartir con los amigos.
La patria, son esas exquisitas empanadas de carne y elote, que calientitas deleitarán paladares.
La patria, es ese vino Malbec que llama a la nostalgia, reencuentra a los amigos y relaja la mente.
La patria, son helados de dulce de leche, que comen los adultos para disfrutarlos como niños y que a su vez sirven para alivianar el calor sofocante.
La patria son todos los diplomáticos, representantes de distintos países, que más allá de las ideologías políticas, conviven en paz, entre sonrisas y seriedades; son invitados especiales, argentinos y mexicanos, que dejan atrás las nacionalidades para convertirse en hermanos.
La patria, son los cuadros de la artista argentina Cecilia Díaz, que muestran los mágicos paisajes de Buenos Aires.
La patria, son los colores blanco y azul celeste, que se revuelven entre sí, para darle vida a una soleada tarde.
La patria, es el embajador Ezequiel Sabor, que más allá de celebrar los 208 años del día nacional de su país, engloba a todos con un discurso de agradecimiento a México y que brinda por una patria en común.
“La patria”, es el poema que inmortalizo al célebre literato argentino Jorge Luis Borges y que se volvió en el símbolo de tan amena tarde.
En la pasada fiesta nacional de Argentina… ¡Todos fuimos la patria!… hasta usted, querido lector.
