Según el último reporte de la Red de Soluciones para el Desarrollo Sostenible de las Naciones Unidas, Noruega es el país que concentra a la población más feliz del mundo; y así se constató hace unos días en su sede diplomática en México.
La fiesta nacional de Noruega tuvo todos los elementos con los que cualquier persona puede pasar un rato agradable, ameno, pero sobre todo divertido: listones con los colores rojo, blanco y azul, repartidos al entrar al evento, el portarlos en alguna parte del torso, se volvió, prácticamente, en un requisito para poder disfrutar del convivio; el pasillo que llevaba a la zona donde se desarrollaría el festejo, repleto de banderas de distintos tamaños de Noruega y México; una piñata con la imagen de un simpático y caricaturesco vikingo, lucía a la mitad del jardín; imágenes de trolls, criatura mitológica noruega, se escondían por distintos rincones del patio principal, quizá para hacer travesuras o simplemente para compartir; y a eso, se le añade los vistosos trajes típicos noruegos que algunos diplomáticos como la embajadora Merethe Nergaard, decidieron lucir.
Al interior de la embajada-residencia, meseros ofrecían de botana, tortas de bacalao noruego, trocitos de salmón, también noruego, y la cerveza, obviamente noruega, para calmar el fuerte calor que azotó en la capital mexicana.
Por si fuera poco y al término de su discurso, en donde la embajadora Nergaard fue la portavoz de un saludo del rey de Noruega, Harald V, para los noruegos que viven en México y remarcar, entre otros detalles el apoyo que esa nación le ha dado a la comunidad lésbico-gay-bisexual-transgénero-trasvesti-transexual-intersexual para hacer valer sus derechos, se ofreció un magno bufé con platillos auténticos de la alta gastronomía noruega; y por si fuera poco, divertidas actividades para los niños: competencias de esquís, como en las montañas escandinavas, y para darle ese toque mexicano, la partida de la piñata vikinga repleta de cientos de sorpresas que cayeron para beneplácito de los pequeños; además de raspados de muchos sabores y waffles con mermelada, que algunos adultos también disfrutaron.
Para poner todavía más contenta a la concurrencia, la cantante noruega Hanne Tveter, acompañada en el piano por el reconocido jazzista mexicano Alex Mercado, interpretaron los himnos nacionales de México y Noruega; además de que algunos invitados, en algún momento, decidieron improvisar con cantos y carcajadas estruendosas.
Ni el momento más triste, cuando la embajadora anunció su despedida de México para hacerse cargo a partir de septiembre del presente año de la embajada noruega en Marruecos, logró quitar la felicidad, ni de ella misma, quien no paró de sonreír en todo momento.
Con festejos como este, se comprende por qué Noruega tiene la dicha de ser un país feliz.
