Resalta embajador Yelemessov la organización de la Expo Astaná 2017, que provocó que el mundo volteara a la parte energética y cultural de Kazajstán
Texto y fotografías: Luis Felipe Hernández Beltrán
Tal parece que se trataba de un reflejo natural, pero la bandera de Kazajstán que el pasado miércoles 13 de diciembre, garbosa ondeaba en la embajada de ese país en México, combinaba perfecto con el cielo.
Y es que, a pesar del pronóstico de un fuerte frío, el firmamento estaba completamente despejado y con el sol a lo que daba, era digno de alzar la mirada discretamente y ver la similitud de aquel panorama celestial con la bandera kazaja.
Circunstancialmente, hacía honor al significado del lábaro patrio kazajo, el color azul celeste: el cielo despejado que se divisa en aquel país asiático y la libertad de su pueblo; además de que en el centro sobresale junto con un águila con las alas extendidas, un sol de 32 rayos. Un patrón ornamental del lado izquierdo (viéndola de frente), complementa los símbolos.
Y ese ambiente de paz y libertad, fue el que generaron el cuerpo diplomático de Kazajstán en México y los más de 150 asistentes que disfrutaron de un suculento bufé, destacando carne de cordero que se asaba y servía en el momento.
Andrian Yelemessov, embajador de Kazajstán en México, tras recibir a los asistentes, ofreció un discurso en el que habló sobre acontecimientos destacados de aquel país asiático durante el año: destacando la Expo Astaná 2017 y el 25 aniversario del Servicio Diplomático de Kazajstán, entre otros.
Durante la recepción, los invitados disfrutaron de la cocina tradicional de Kazajstán y de las cápsulas informativas sobre la cultura, las tradiciones, el arte y la música de Kazajstán.
Así, haciéndole honor a su bandera, kazajos en México, celebraron el 26 aniversario de la independencia de su país.
