La agencia de Naciones Unidas hace un análisis de las características del campo en el país en una publicación
Revista Protocolo
En México el desarrollo rural requiere un enfoque de doble vía, ya que el desarrollo de productores y sus familias demanda la articulación de políticas públicas de protección social y desarrollo económico que potencien el desarrollo humano integral de la población rural.
La Organización de las Naciones Unidas para la Alimentación y la Agricultura (FAO) presentó un análisis de cómo está el campo mexicano hoy, una fotografía que muestra las características del sector rural en el siglo XXI.
La publicación de la FAO retrata los rostros de la nueva ruralidad del país: el rostro de los jóvenes que no tienen acceso a la tierra; de las mujeres que han tomado un rol central para la seguridad alimentaria y nutricional del país; el indígena, que son dueños del 15.5 por ciento de la superficie rústica, y el de los jornaleros agrícolas y sus familias.
La FAO denota que el sector rural del país va más allá de las actividades primarias, por lo que dimensionarlo pasa por adicionar actividades forestales y pesqueras a las actividades agropecuarias; valorar los encadenamientos del sector primario con los sectores secundario y terciario, y reconocer los crecientes vínculos de las áreas rurales-urbanas.
En el documento se señala que la pobreza continúa siendo más intensa en zonas rurales que en zonas urbanas, ya que la pobreza extrema afecta a 17.4 por ciento de la población rural, mientras que en zonas urbanas la pobreza extrema alcanza 4.4 por ciento.
La FAO describe a la agricultura como una fuente importante de empleo a escala nacional. El sector primario empleó a alrededor de 13.3 por ciento del total de la población ocupada a escala nacional. Este nivel supera el 3.1 por ciento de participación del sector primario en el Producto Interno Bruto nacional.
También se observa una realidad dual en el desarrollo del sector primario. Junto al sector de pequeños productores coexiste la producción de alimentos para la exportación que a partir de 2015 ha logrado revertir el déficit comercial del país, logrando una balanza comercial superavitaria del sector primario.
Sin embargo, la principal característica de la tenencia de tierra es el minifundio y la baja productividad. Más de la mitad de los ejidatarios, propietarios privados, comuneros y posesionarios poseen hasta cinco hectáreas o menos; y más de 20 por ciento de esos titulares de la tierra tiene su predio dividido en tres o más fracciones, muchas veces muy separadas entre sí.
