México

La Sedena se pinta de rosa

La inclusión de las mujeres en las filas del Ejército Mexicano y Fuerza Aérea Mexicana data de 1934

Texto: Luis Felipe Hernández Beltrán

La Sedena se pinta de rosa

“Popular entre la tropa era Adelita,
la mujer que el sargento idolatraba,
que además de ser valiente era bonita,
y hasta el mismo coronel la respetaba”

Cita una de las estrofas del corrido “Adelita” autoría del dominio público, y que junto con “La Cucaracha” fue uno de los tantos cantos populares de los soldados participantes en la Revolución Mexicana.

Muchos historiadores se han dedicado a investigar, exactamente, la identidad de la mujer a la que hace referencia esta canción; algunos han señalado a diferentes mujeres que llevaban ese nombre y que hay pruebas de su participación en el conflicto armado de principios del siglo XX en México; otros más, atribuyen el nombre de la canción, como uno de los que más predominaban en el México de aquel entonces.

Aunque se seguirán realizando investigaciones y fabricando historias de este mítico personaje de la Revolución, lo que es cierto es que este corrido habla sobre la inclusión de mujeres en las luchas armadas en nuestro país.

“Valentina, Valentina
rendido estoy a tus pies,
si me han de matar mañana…
que me maten de una vez”

“Valentina”, corrido mexicano del dominio popular

Revolución de las mujeres

La Revolución Mexicana también fue la revolución de las mujeres, originalmente, la intención de involucrarse en las distintas tropas era para apoyar a sus parejas y/o padres en funciones tradicionales hogareñas como hacer y ofrecer comida; pero tras la intensificación de la lucha, también tuvieron que tomar las armas y pelear.

La figura de la mujer se volvió un escudo de defensa de los batallones, pero al mismo tiempo, un elemento que fue utilizado por la cultura machista que predominaba en aquel entonces: violaciones, humillaciones y hasta persecuciones, fueron unas de las tantas acciones que se emprendieron en contra de aquellas guerreras, cuyo único pecado fue vivir en los tiempos de aquel capítulo sangriento para el país.

Sedena, institución de hombres que se escribe en femenino

Con el paso del tiempo, una vez formalizada la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) en 1937 por el entonces presidente Lázaro Cárdenas del Río, comenzó el proceso de reclutamiento para aquellos hombres que, voluntariamente, decidieron servir a su país desde el Ejército, Fuerza Aérea y Marina Armada de México.

Fue hasta 1934, donde se tienen registros de la primera mujer que solicita su alta en las filas del Ejército Mexicano, su nombre, María González de Carter, quien tuvo el puesto de afanadora de primera en la Intendencia General del Ejército; y un año después, Anastasia Soriano López ingresa a la milicia como ayudante de enfermería en el Departamento de Sanidad Militar.

Ante la intención de seguirse involucrando en el ejército por la falta de oportunidades laborales en otras áreas de la sociedad civil, en marzo de 1938 se crea la Escuela para Enfermeras del Ejército, que tuvo una alta demanda entre quienes deseaban obtener un lugar allí.

En septiembre de 1938, el presidente Cárdenas emite un decreto presidencial para crear el cuerpo de oficinistas del Ejército.

A partir de ese momento, la Sedena se pintó de rosa y cada vez fue siendo más común ver mujeres envueltas en las filas del Ejército ocupando puestos oficinistas como mecanógrafas, cartógrafas, dibujantes y telefonistas.

La coronela, la teniente, la generala, la soldado…

En el periodo presidencial de Luis Echeverría Álvarez, bajo la titularidad en la Sedena del secretario Hermenegildo Cuenca Díaz, se obtiene el ingreso a las mujeres a la Escuela Médico Militar y la Escuela Militar de Clases de Transmisiones; para que éstas estudien las carreras que se impartían en ambas dependencias.

La fundación en 1976 de la Escuela Militar de Odontología, a cargo del entonces presidente José López Portillo y Pacheco, y el secretario de la Defensa Nacional Félix Galván López, permitía a las mujeres el ser parte de ella.

La presencia femenina cobraba cada vez más fuerza en el Ejército, y se les veía laborando en actividades como diseño y fabricación de ropa militar, y en las actividades artísticas y culturales que también acrecentaban en la Sedena.

El tradicional desfile militar del 16 de septiembre, como parte de los festejos de conmemoración de la Independencia de México, vio marchar por primera vez a varios contingentes de mujeres en 1985, por petición del presidente Miguel de la Madrid Hurtado al secretario Juan Arévalo Gardoqui.

A partir del año 2000, el último del sexenio del presidente Ernesto Zedillo Ponce de León y el general Enrique Cervantes Aguirre, la Sedena abre la facilidad a las damas de hacer servicio militar de manera voluntaria y con ello, una serie de acciones donde se intensificaba la presencia de las mujeres en las filas del Ejército y Fuerza Aérea, entre ellas, la creación de tropas femeninas para adiestramiento y así adentrarse en las distintas áreas de la secretaría.

Finalmente, quien fuera presidente en 2007, Felipe de Jesús Calderón Hinojosa, con su secretario de la Sedena, Guillermo Galván Galván, abren las puertas de prácticamente todas las áreas de la institución a las mujeres de las que se han recibido pilotos aviadores, controladoras de vuelo, aerologistas, paracaidistas, ingenieras militares, enfermeras; alcanzando grados de tenientes, generales y hasta coroneles.

Actualmente, hay más de 26 mil mujeres en las filas del Ejército Mexicano, la mayoría combinan la faceta de soldados con la de madres, esposas, hijas de familia y otras profesiones fuera de la milicia.

¡A sus órdenes, mi comandanta!

En México, portar un uniforme militar ya no es sólo cosa de hombres; las mujeres militares causan impacto, admiración, pero sobre todo respeto en la sociedad.

“Yo soy rielera y tengo a mi Juan
él es mi vida y yo su querer,
cuando me dicen que ya se va el tren,
¡adiós mi rielera ya se va tu Juan!”

La rielera, corrido revolucionario del dominio publico

Revista Protocolo

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