México

¿Qué ha pasado con México 50 años después del 2 de octubre?

El secretario de Gobernación, Alfonso Navarrete Prida, acompañado del presidente de la Mesa Directiva del Senado de la República, Martí Batres, encabezaron la mañana de este martes la ceremonia de izamiento de la bandera a media asta, en recuerdo de los estudiantes muertos en la Plaza de las Tres Culturas de Tlatelolco el 2 de octubre de 1968.

Acompañado por una veintena de legisladores, así como del ex líder estudiantil del 68 y político, Pablo Gómez Álvarez, Batres Guadarrama destacó desde la Plaza de la Constitución la importancia de recordar a los estudiantes y profesores que participaron en ese movimiento social hace 50 años.

Además, la semana pasada el Senado de la República solicitó al gobierno de la Ciudad de México la construcción de un monumento en honor a los estudiantes que participaron en el movimiento de 1968, en una de las dos glorietas que se ubican sobre Reforma Norte.

Por su parte, al filo de las 10:30 horas, el presidente electo, Andrés Manuel López, acudió al centro donde se realizó la matanza, en Tlatelolco, donde acompañado por la jefa de gobierno electa de la Ciudad de México, Claudia Sheinbaum Pardo, realizaron una guardia de honor en recuerdo de los estudiantes asesinados por el Ejército y la policía capitalinos.

La UNAM, de luto

La Torre de Rectoría de la UNAM, amaneció este martes 2 de octubre con una monumental manta negra cubriendo parte de su fachada que mira hacia la Avenida de los Insurgentes, en señal de duelo.

Además, la noche de este lunes, el edificio fue iluminado con la frase “68 nunca más” y de la paloma de la paz atravesada por la punta de una bayoneta, símbolo del movimiento encabezado por el Consejo Nacional de Huelga (CNH) que criticaba la imagen emblemática del gobierno de Gustavo Díaz Ordaz para los Juegos Olímpicos de ese año.

La manta negra permanecerá todo el día y por la noche, volverá a proyectarse la frase: “68 nunca más”, sobre el edificio.

Habrá marcha en 18 entidades

Para recordar el acontecimiento, el Comité 68 anunció que esperan marchas en 18 entidades, junto con la tradicional que se realiza en la Ciudad de México, de la antigua Secretaría de Relaciones Exteriores en Paseo de la Reforma norte y hasta el Zócalo capitalino.

En esta manifestación, se confirmó la presencia de la tradicional banda Tlayacapan, que acompañó a Emiliano Zapata en su entrada a la Ciudad de México en 1917. Además confirmaron la participación de un grupo de estadounidenses que formó parte del movimiento juvenil que se opuso a la guerra de Vietnam.

En el contingente que, como cada año avanzará sobre Eje Central, participarán los padres de los 43 nornalistas desaparecidos, los pobladores de San Salvador Atenco, el Frente de Pueblos en Defensa de la Tierra, la Federación de Estudiantes Campesinos Socialistas de México y representantes de la Asamblea Interuniversitaria.

Explicaron que buscarán llegar al Zócalo en punto de las 18:10 horas, hora en que se lanzaron las bengalas y comenzó el tiroteo hace 50 años, para guardar un minuto de silencio por los caídos.

Repudian nombre de Díaz Ordaz

Este lunes, el jefe de Gobierno capitalino, José Ramón Amieva ordenó retirar de distintas estaciones de las Líneas 1 y 2 del Sistema de Transporte Colectivo Metro (STC-Metro) las placas que recordaban la participación de Gustavo Díaz Ordaz y del entonces regente del Departamento del Distrito Federal, Alfonso Corona del Rosal.

Las placas se retiraron en las estaciones Pino Suárez, Balderas, Insurgentes, Zócalo e Hidalgo, así como de la Sala de Armas de la Magdalena Mixhuca, esta última, parte de las instalaciones que se construyeron para los Juegos Olímpicos. La orden de retirar estas placas, fue para enviar un mensaje de paz, en memoria de las víctimas, de acuerdo a la autoridad capitalina.

Mientras tanto, en Nuevo León, académicos de la Universidad Autónoma de Nuevo León y activistas del movimiento estudiantil del 68 solicitaron a los alcaldes metropolitanos demoler los monumentos y eliminar el nombre de calles, colonias y lugares que honren al ex presidente Gustavo Díaz Ordaz.

Los académicos Lilia Palacios y Meynardo Vázquez y los activistas Juan de Dios Sánchez Martínez y Manuel Maldonado, integrantes del Colectivo 9 de Marzo, solicitaron cambiar el nombre de estos lugares por el de Mártires del 2 de octubre del 68. La solicitud fue entregada a los alcaldes de Monterrey, Adrián de la Garza Santos, y de Santa Catarina, Héctor Castillo.

Además, colocaron en un puente de Santa Catarina una manta con la leyenda: “Gustavo Díaz Ordaz asesino ¡Ni perdón ni olvido, 2 de octubre, no se olvida!”; y otra con el texto: “Ex boulevard del asesino Gustavo Díaz Ordaz, hoy Boulevard Mártires del 2 de octubre del 68”.

En el municipio de Linares también fue entregada esta solicitud para demoler un monumento en honor de Díaz Ordaz, esto bajo el argumento de que en San Nicolás de los Garza hace dos años se quitó una estatua ecuestre del ex presidente José López Portillo.

“Es incorrecto que estos lugares lleven el nombre de Díaz Ordaz, porque ofende a la memoria de la nación y convertiría a las autoridades en cómplices ideológicos por mantener ese inmerecido honor al represor”, argumentaron.

Montan coreografía en Tlatelolco para recordar a los caídos

Cientos de personas (niños, jóvenes, adultos y gente de la tercera edad) acudieron la tarde de este lunes a la Plaza de las Tres Culturas para participar en una acción coreográfica masiva convocada por la Dirección de Danza de la UNAM.

Por una hora los asistentes miraron hacia el Edificio Chihuahua, mientras hacían ejercicios de respiración. Varios llevaban pancartas con consignas de la época, hasta que una bengala verde se encendió en el mismo lugar donde estuvo el 2 de octubre el Consejo General de Huelga, en el tercer piso del Edificio Chihuahua.

Uno a uno cayeron los cuerpos de los asistentes, algunos con el puño en alto o la “V” de la victoria. En medio de la plancha, el cuerpo de uno de los participantes se desplomó sobre una bandera de México que estaba postrada sobre en el suelo. Luego, ya a oscuras, se reprodujo el sonido de un helicóptero acompañado de discursos alusivos del entonces presidente Gustavo Díaz Ordaz, el rector Javier Barros Sierra y estudiantes del movimiento.

Al final, entre un juego de sombras y luces que eran proyectadas sobre los cuerpos, la gente se levantó dejando a su paso infinidad de zapatos, como aquella noche. Los asistentes dejaron flores, veladoras y copal, en recuerdo de la tragedia. Tras el evento se escucharon las típicas porras “Goya” de la UNAM y “Huelum” del IPN, así como consignas pendientes como las de los 43 normalistas de Ayotzinapa y sucesos recientes de violencia en Ciudad Universitaria.

Esta acción coreográfica fue impulsada por la Coordinación de Difusión Cultural de la UNAM y la dirección de Danza de la UNAM, como parte del Proyecto M68, que ha llevado a cabo varias actividades para conmemorar el 50 aniversario del movimiento estudiantil de 1968.

Evoé Sotelo, directora de Danza UNAM y coordinadora del performance, dijo que el objetivo era buscar el desagravió el espacio de Tlatelolco y promover una reflexión crítica de la historia y relacionarla con la actualidad que vive el país.

Rojo Amanecer y su importancia en la memoria colectiva

La cinta Rojo Amanecer narra los hechos del 2 de octubre, con una historia que se desarrolla en uno de los departamentos de la Unidad Tlatelolco. Fue filmada en 1989, en un foro cercano al Estadio Azteca, dirigida por Jorge Fons.

Con un presupuesto escaso de 26 mil pesos, los participantes recuerdan haber cooperado con sus propios recursos para concluir la filmación: Julio, hijo del realizador, llevó muebles propios, mientras que los hermanos Demian y Bruno Bichir prestaron sus fotos de niños para la decoración, mientras que María Rojo y otros actores prácticamente no cobraron por su trabajo.

“El foro lo prestaron, mi hijo llevó los libros y una foto del Che que ahí se ven; los Bichir eran amigos, la hicimos de una manera muy casera”, recordó Fons en una entrevista. “Entrábamos temprano y salíamos a las 10 u 11 de la noche, todos queríamos hacer un buen trabajo”.

Originalmente el proyecto fue patrocinado por Héctor Bonilla y rescatada por Valentín Trujillo, quien invirtió los fondos finales para concluir el proyecto. La cinta fue vista en la Residencia Oficial de Los Pinos por el entonces presidente Carlos Salinas, quien al verla solicitó que se retiraran las escenas donde se hacía mención del ejército y la escena final donde un militar pasaba frente a un edificio. Trujillo aceptó.

Sion embargo, la cinta es una de las más icónicas sobre los acontecimientos de 1968, junto con el documental “El Grito” y otras relacionadas como “Canoa”.

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