Salud

¿Daño cerebral por diabetes?

Los accidentes cerebrales vasculares se dividen principalmente en dos: infartos y hemorragias cerebrales

La diabetes afecta a los vasos sanguíneos de todo el cuerpo, incluido el cerebro, debido a que la baja de insulina y el aumento de concentración de glucosa en la sangre causan daños en el endotelio (capa interna) de venas y arterias que irrigan a este órgano.

De acuerdo con especialistas en neurología, estas afectaciones pueden ocasionar, entre otros problemas, los accidentes vasculares cerebrales, es decir, el cese o disminución en el flujo sanguíneo a una parte del cerebro debido al bloqueo o rompimiento de un vaso sanguíneo en el órgano.

Éstos se presentan en personas mayores de 65 años que cuentan con algunos factores de riesgo cardiovascular, como diabetes, hipertensión, dislipidemia (aumento en la concentración de grasas en la sangre), y aterosclerosis, además de otros agentes modificables como el tabaquismo.

Los accidentes cerebrales vasculares se dividen principalmente en dos: infartos (muerte de tejido) y hemorragias cerebrales. Los primeros son ocasionados por el taponamiento de las arterias, ya que grasas como el colesterol se acumulan en sus paredes para formar una placa o ateroma.

Asimismo, en este tipo de accidente vascular cerebral es posible que en la arteria se forme un coágulo o trombo, el cual impide el flujo sanguíneo y genera la aparición de una zona infartada.

En ocasiones, el coágulo puede formarse en otra parte del cuerpo y desprenderse, total o parcialmente, y viajar por el torrente sanguíneo hasta el cerebro, donde queda atrapado por el pequeño calibre de las arterias cerebrales y ocasionar un bloqueo.

Por otro lado, las hemorragias cerebrales o apoplejías se deben a la ruptura de un vaso sanguíneo ocasionada por el aumento en la presión arterial o un aneurisma congénito (debilitamiento de la pared vascular con el que se nace).

De acuerdo con el Consejo Mexicano de Neurología, estos accidentes suelen ser súbitos, por lo que no hay síntomas que prevengan. Sin embargo, en ocasiones el paciente puede sufrir un ataque isquémico transitorio, el cual consiste en “un evento de cese de flujo al cerebro de forma breve que funciona como un aviso de que algo pasa en el órgano y puede llegar a ser un infarto cerebral como tal”.

Si bien no todos los pacientes que sufren un evento vascular cerebral fallecen, la interrupción de flujo sanguíneo puede dañar de forma temporal o permanente el tejido cerebral ocasionando discapacidad.

El grado de incapacidad dependerá del sitio del infarto o la hemorragia, pero lo más común es en la arteria cerebral media que conlleva a parálisis en alguna extremidad o trastornos del lenguaje.

Cabe señalar que si los niveles de glucosa en la sangre son altos al momento del accidente, generalmente el daño al cerebro es más extenso y severo que cuando está bajo control.

La única forma de prevenir los llamados derrames cerebrales es mediante el control de los factores de riesgo cardiovascular. En el caso de diabetes y aterosclerosis debe seguirse un tratamiento y evitar mayor daño. (Agencia ID)

Revista Protocolo

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