Salud

Hipertensión arterial pulmonar, una asfixia degenerativa

Los síntomas: disnea (dificultad al respirar), fatiga, desmayos o desvanecimientos, mareos, hinchazón en piernas y tobillos, dolor de pecho durante la actividad física, taquicardia, así como coloración azul en labios y uñas

¿Alguna vez ha sentido que le falta el aire mientras realiza sus actividades diarias? ¿Subir escaleras, caminar unos cuantos metros o incluso cargar un bebé implican retos físicos que lo agotan al punto del desmayo?

De ser así, usted podría sufrir una enfermedad crónico degenerativa conocida como hipertensión arterial pulmonar (HPA), que afecta principalmente a las mujeres en edad reproductiva y niños menores de 15 años, y de la cual aún no se conoce cura.

De acuerdo con el doctor Tomás Pulido Zamudio, jefe del departamento de Cardioneumología del Instituto Nacional de Cardiología Ignacio Chávez, esta enfermedad se caracteriza por el aumento de presión en la arteria pulmonar (que va del ventrículo derecho del corazón a los pulmones) en reposo, como resultado de una estrechez en el conducto que impide la suficiente irrigación de sangre oxigenada al pulmón.

De acuerdo con el especialista, el incremento en la presión provoca que la cavidad cardiaca crezca, y en consecuencia el paciente desarrolle los síntomas: disnea (dificultad al respirar), fatiga, desmayos o desvanecimientos, mareos, hinchazón en piernas y tobillos, dolor de pecho durante la actividad física, taquicardia, así como coloración azul en labios y uñas.

“Esta hipertensión obedece a un desequilibrio entre las sustancias vasoconstrictoras (encargadas de contracción del músculo liso en la superficie del vaso sanguíneo) y vasodilatadoras en las en las células endoteliales (cuya función es dilatar el interior de los vasos sanguíneos); las cuales controlan el flujo sanguíneo y la presión en las arterias.”

De acuerdo con Pulido Zamudio, este trastorno genera la proliferación de las células del músculo liso, con lo que disminuye el diámetro de la arteria pulmonar y favorece la oclusión.

Apuntó que la hipertensión arterial pulmonar suele confundirse con el asma o la enfermedad pulmonar obstructiva crónica (EPOC), entre otros padecimientos respiratorios y cardiacos en los que la falta de aire y la fatiga son algunos de los síntomas principales.

Esta situación ha influido —comentó— en que muchos pacientes con hipertensión arterial pulmonar estén mal diagnosticados, con lo que se pierde tiempo importante para la administración del tratamiento adecuado que les ayude a retrasar el avance de la enfermedad y tener una mejor calidad de vida.

Pulido Zamudio expuso que no existe una prueba específica que permita identificar a quien padece este tipo de hipertensión; sin embargo aclaró que a la menor sospecha del neumólogo o cardiólogo es conveniente hacer una serie de estudios tales como: electrocardiograma, radiografías y espirometrías (medición de capacidad pulmonar).

No obstante, afirmó que la mejor opción para confirmar la sospecha de una posible hipertensión es el ecocardiograma o ultrasonido cardiaco, el cual permite obtener información del tamaño, forma y capacidad de bombeo del corazón; además de anormalidades en las válvulas y flujo sanguíneo.

De detectarse alteraciones en el estudio es conveniente que al paciente le sea practicado un cateterismo. En esta prueba de diagnóstico le es introducido un catéter en el sistema vascular hasta el corazón y se le inyecta un medio de contraste.

Posteriormente, con un equipo de video se distingue cómo el líquido es bombeado y registra si alguna válvula no funciona de manera adecuada, si alguna arteria está obstruida o el órgano presenta algún otro problema.

Asimismo, aclaró que no siempre pueden determinarse las causas de la enfermedad; sin embargo, algunas de las más relacionadas son malformaciones cardiacas, enfermedades reumáticas, el uso excesivo de drogas y medicamentos para bajar de peso.

Pulido Zamudio destacó que al ser una enfermedad incurable, los tratamientos disponibles sólo retardan el avance del padecimiento, con lo que incrementa las posibilidades de sobrevida del paciente.

En la actualidad, uno de los tratamientos empleados por los médicos es el citrato de Sildenafil, que permite la dilatación de las arterias pulmonares, con lo que contribuye a un mejor y mayor flujo sanguíneo, con lo que se disminuye el trabajo del corazón y mejora la oxigenación.

Cabe señalar que aun cuando esta enfermedad es poco conocida, en el país existe la Asociación Mexicana de Hipertensión Arterial Pulmonar, AC (www.hapmexico.org), una organización civil cuyo objetivo principal es mejorar el diagnóstico de pacientes mediante la canalización a médicos especialistas, así como la orientación necesaria para aprender a vivir con el padecimiento. (Agencia ID)

Revista Protocolo

Países que nos están viendo

ALIANZAS