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La porcelana francesa, creatividad y renovación artística

El mercado de la porcelana en Francia perdura y sigue renovándose al igual que estos conocimientos y competencias específicamente franceses

Por Virginie Oks

La porcelana francesa, creatividad y renovación artísticaHasta el siglo XVIII, el dominio de las artes del fuego permitía las creaciones en vidrio y en loza en Francia pero para fabricar porcelana hacía falta el caolín, ese material que le otorga blancura, dureza y también ese efecto translúcido que la caracteriza.

Las primeras canteras francesas de caolín fueron descubiertas en 1768 por dos investigadores de la Manufactura de Sèvres, creada algunos años antes por influencia de Madame de Pompadour, la favorita del rey Luis XV. A partir de entonces, la manufactura logra un impulso excepcional y se desarrolla la industria de la porcelana en Francia.

El siglo XIX será el siglo de oro de la porcelana francesa que tendrá un rotundo éxito en toda Europa. En este periodo aparecen todas las grandes marcas que todavía hoy perpetúan ese savoir faire ancestral.

En 2010 la Manufactura de Sèvres se convirtió en la Ciudad de la Cerámica, en asociación con el Museo Nacional de Porcelana. Actualmente es el último reducto de producción de porcelana en Europa que es un organismo público. A pesar de la época difícil desde el punto de vista económico, su volumen de negocios en 2012 fue de 2.2 millones de euros, un aumento del 18 por ciento con respecto a los años anteriores.

Este desempeño se explica especialmente por las ventas en el extranjero que representan el 11 por ciento de su actividad. La producción se exporta sobre todo a Japón, Estados Unidos y Rusia donde las reediciones de los modelos de los siglos XVIII y XIX son muy apreciadas, como la vajilla de María Antonieta, con su inevitable tazón en forma de seno, o el juego Duplessis con pájaros. Los buenos resultados de la Ciudad de la Cerámica también son consecuencia de un proceso de creatividad y de renovación artística: piezas cada vez menos utilitarias, como podrían serlo tradicionalmente los objetos de porcelana, y cada vez más obras de arte, como el jarrón de Pierre Soulages, editado en serie limitada y numerada, o el jarrón Metro del japonés Naoto Fukasawa que tiene un rotundo éxito desde su creación en 2010.

Otras grandes marcas perpetúan ese arte francés de la porcelana, como Haviland, Raynaud, Bernardaud o Pillivuyt.

Los talleres de Pillivuyt emplean más de 200 personas, con un volumen de negocios de 15 millones de euros en 2012. La empresa está presente en más de 50 países de donde proviene más de la mitad de su facturación. Muy apreciada en Estados Unidos, Pillivuyt creó una filial en Minneapolis en 2003.

Desde su creación en 1919, tres generaciones de la familia Raynaud se han sucedido a la cabeza de la empresa. Desde el comienzo los propietarios se interesaron en la exportación, orientándose primero a los clientes rusos que aprecian particularmente las tazas de café de la colección Tzarines, tacitas para café a la italiana, pintadas a mano, que reproducen a la perfección las pinturas de los techos de los palacios de San Petersburgo. En los años 1950, Raynaud se interesó en Estados Unidos y no vaciló en adaptar sus piezas a ese mercado: los platos aumentaron de tamaño, pasando de 25 cm a 27 cm de diámetro, y las asas de las tazas se adaptaron a las costumbres norteamericanas, tipo mug, que permiten sostenerlas con varios dedos. Desde hace tres años Raynaud también está presente en China y hace muchas piezas a medida destinadas a la exportación.

Fundada en 1842, Haviland también es una marca importantísima de la porcelana francesa. Al igual que en las otras grandes marcas, todo el trabajo se hace a mano en Francia. Con un volumen de negocios de casi nueve millones de euros en 2012, Haviland está presente en el mundo entero a través de una red de 500 distribuidores que van de Oriente Medio hasta Estados Unidos pasando por el norte de África, Asia y Rusia. Haviland no vacila en adaptar sus colecciones en función de la demanda. Por eso creó en Francia una colección Comédie Française, en homenaje al gran teatro francés fundado en 1680. En los países de Oriente Medio se ofrecen más bien productos muy adornados, con incrustaciones y materiales preciosos.

Bernardaud, otro de los grandes fabricantes de porcelana franceses, festeja este año el 150 aniversario de su creación. En esta ocasión artistas de renombre internacional como Jeff Koons, Sophie Calle, David Lynch, Prune Nourry y JR, diseñaron colecciones de platos. El resultado es sorprendente, original y decididamente contemporáneo. ¡Sin duda la porcelana francesa seguirá dando de qué hablar!

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