Literatura

Proponen otra forma de mirar a la frontera

Presentaron el libro En la línea/On the line. Fotografías de la frontera, de Fernando Meza y Byron Brauchli

Dos fotógrafos ofrecen sus miradas sobre los múltiples problemas que suceden en la frontera norte de México. Dos visiones dispares sobre esta franja fronteriza que no solamente supone una división geográfica, sino también social, económica, política, cultural, lingüística e incluso religiosa, son abordadas en el libro En la línea/On the line. Fotografías de la frontera, coeditado por la Universidad Veracruzana y la Universidad de Arizona, desde las perspectivas de un fotógrafo mexicano, Fernando Meza, y otro estadounidense, Byron Brauchli.

Esta publicación fue presentada el pasado 5 de agosto en el Centro de la Imagen con la participación de Elizabeth Romero, Alberto Tovalín, Alejandro Castellanos y los fotógrafos Fernando Meza y Byron Brauchli, quienes hablaron acerca de sus motivaciones para realizar este trabajo.

El libro En la línea/On the line. Fotografías de la frontera es producto de más de tres años de trabajo entre investigadores de ambas instituciones que han participado en el Programa de Estudios sobre los Estados Unidos de la Universidad Veracruzana, a través de la Escuela para Estudiantes Extranjeros. El volumen compagina la literatura y las artes visuales a través de los textos bilingües de Javier Durán, Leticia Mora Perdomo y Vincent Kohler, que acompañan a una amplia selección de fotografías de Brauchli y Meza, en blanco y negro y en color, donde personajes, situaciones, lugares y paisajes conceden al espectador la oportunidad de vislumbrar la realidad que se vive en la frontera norte del país.

En la introducción del libro, el rector de la Universidad Veracruzana, Raúl Arias Lovillo, señala que al abordar la frontera norte de México, los autores, los investigadores del Instituto de Artes Plásticas, documentan visualmente, con miradas y tradiciones distintas, una de las zonas más controvertidas de México.

Elizabeth Romero, escritora y artista visual, se refirió a la publicación como un libro hecho para acariciar con la mirada y el tacto. “El estudio de las fotografías de ambos autores me provoca una sensación paradójica, ya que reconociendo los valores formales y técnicos, quedo gratificada por la madurez de la mirada, la disciplina y voluntad evidente en las obras y el cumplimiento de la intencionalidad.

“Al mismo tiempo me surge un malestar por el oprobio que las imágenes evidencian: la calle ausente de personas, un recierto al que recurren ambos quizá para no radicar ahí las afrentas que los habitantes de esta zona sufren o sufrieron, magnifica la apariencia y la simbología de las cosas retratadas, muchas de ellas derruidas, desechadas, olvidadas. Me viene una nostalgia de algo que no conocí y que por sus vestigios intuyo”, indicó Romero.

El fotógrafo y editor de libros de fotografía, Alberto Tovalín, señaló que sin duda esta publicación se suma y contribuye a los diversos estudios que sobre este vasto y complejo tema se han hecho.

“Ante el fenómeno de la globalización es evidente que no se requiere haber nacido o vivir cerca de la frontera para que ésta se halle problematizada al interior del sujeto. Especialistas de distintas disciplinas la han abordado ciertamente, artistas de ambos lados se han ocupado de aspectos en torno al paisaje, a los migrantes, a la interculturalidad”, dijo.

Asimismo, Tovalín destacó que el valor del libro está en el hecho de que muchos de los trabajos fotográficos que se han realizado sobre la frontera norte de México se sitúan en el lado oeste y no abundan los trabajos que se ocupen de la zona media y el este. “Mientras Byron Brauchli recorre la extensa franja de un extremo al otro, Fernando Meza se concentra en un área del este, cada uno con su técnica, su estética y su retórica.”

Así, en más de un centenar de páginas, el artista visual Byron Brauchli, quien ha viajado por toda América Latina para capturar en imágenes la esencia de nuestro continente, y el pintor, litógrafo y fotógrafo Fernando Meza, originario de Matamoros, Tamaulipas —punto divisorio entre las dos naciones—, comparten con el lector su particular visión sobre esta controvertida frontera que constituye un importante polo de atracción para los miles de mexicanos y latinos que cada año se aproximan a ella en busca del llamado sueño americano.

Los reiterados desplazamientos que por motivos académicos realizó Brauchli entre Veracruz y Texas despertaron su interés por la vida fronteriza, el cual se tradujo, en primer lugar, en el desarrollo del proyecto que denominó “Refacciones culturales”, y posteriormente en la publicación de este libro, gracias a la conexión profesional y anímica establecida con Meza, quien a raíz de un viaje a su tierra de origen decidió fotografiar el paisaje en deterioro, “Paisaje de la desolación”, como lo denomina, tan distinto al de su juventud.

Fernando Meza contó que nació en un pueblo llamado Río Bravo, Tamaulipas, un lugar donde la mayor parte de la gente se dedicaba a la agricultura. “Era muy distinta la vida en aquella región cuando yo viví ahí, en los años cincuenta y sesenta, era muy viva, se cultivaba mucho el algodón, había bailes en los ranchos y otras cosas que debido a las políticas erróneas hacía el tema de la agricultura, se acabaron. Yo regresé luego de 40 años y lo que encuentro es pura desolación”, dijo el fotógrafo.

En el texto inicial del volumen, escrito por Javier Durán, director del Programa de Estudios sobre la Frontera de la Universidad de Arizona, se especifica que la fotografía del artista estadounidense Byron Brauchli consigna un diálogo entre la modernidad y su discontinuidad, y un contraste con “sus contenidos prosaicos, mundanos, revelándonos una estética sincrética y plural como la frontera misma”.

Durán añade que “las imágenes de Brauchli se inscribirían dentro de una mirada literal, en la cual los sujetos y objetos de su lente se mueven dentro de una dialéctica de la materialidad. Pienso que tanto la obra de Brauchli como la de Meza incorporan una multiplicidad de contrastes que igualmente desembocan en la textualidad de las imágenes, las cuales demuestran la complejidad del espacio fronterizo. Propongo que ambos trabajos son, en mayor o menor grado, eminentemente autotopográficos”, escribió.

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