México

Restauran ex haciendas de Aguascalientes

Se intervinieron cinco fincas de los siglos XVII al XIX

Vista final del Templo del Puerto de la Concepción. Foto: Centro INAH AguascalientesCinco ex haciendas de los siglos XVII al XIX, así como un templo y un antiguo cementerio, en el estado de Aguascalientes, recuperaron su funcionalidad y belleza arquitectónica a través de los trabajos de restauración realizados por especialistas del Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH), mediante el Programa de Empleo Temporal (PET).

Dos de estas fincas, las ex haciendas de Peñuelas y de San Pedro Cieneguilla, en el municipio de Aguascalientes, tienen declaratoria de Patrimonio Mundial al formar parte del Camino Real de Tierra Adentro, inscrito en la lista de la Organización de las Naciones Unidas para la Educación, la Ciencia y la Cultura (UNESCO) en 2010, en la categoría de Itinerario Cultural.

La ex hacienda de San Pedro Cieneguilla data de principios del siglo XVII, cuando sus propietarios la donaron a la Compañía de Jesús para que el usufructo de las tierras mantuviera al Colegio de San Luis Gonzaga, en Zacatecas. Dedicada a actividades agrícolas y ganaderas, la finca fue una de las más prósperas de la región, informó el director del Centro INAH Aguascalientes, Alberto Ramírez.

Construida en 1734 por el padre Baltasar López, la “casa grande” se sitúa a 37 km de la ciudad de Aguascalientes. De estilo barroco, resaltan sus molduras, piedras labradas y gárgolas de cantera colocadas en patios y fachadas. Su troje mide más de 50 metros de largo y seis metros de altura. Luego de la expulsión de los jesuitas en 1767, el conde de Rul la adquirió, y en el siglo XX pasó a ser propiedad de la familia Rivera Ríos.

Parte de la intervención consistió en restituir los aplanados y el piso de piedra para recuperar el granero, el molino de trigo y el área de caballerizas. La casa principal continúa en uso y se ha conservado en buenas condiciones. Asimismo, la capilla está abierta al culto, donde cada Viernes Santo se venera al Señor de Villaseca.

En tanto, la ex hacienda de Ciénega Grande fue fundada a la vera del Camino de la Plata en el municipio de Asientos en el siglo XVII, y debe su nombre a los antiguos ojos de agua de San Gil. En los albores del siglo XVIII, la adquirió el minero Benito Gaspar de Larrañaga y luego pasó a ser propiedad jesuita. Se componía de una casa grande, un templo dedicado a San José, huerta y patio de beneficio con dos trojes. Tuvo diferentes propietarios hasta el siglo XX, cuando sus tierras fueron divididas por el reparto agrario.

El arquitecto Arturo Sánchez Lazalde, del Centro INAH Aguascalientes, comentó que se atendieron las dos trojes, debido a que se encontraban derruidas y sin techumbre. En la troje principal, de 24 metros de largo por nueve de ancho, se consolidaron muros, se reincorporaron pisos y techo de viguería, y se restauraron el portón principal, las ventanas superiores, una puerta trasera y tres contrafuertes.

En el otro granero, de 12 metros de ancho por 42 de fondo, se consolidaron muros, se aplicó pintura y se restauraron las puertas de la fachada principal. Asimismo, se hizo la instalación eléctrica, se repusieron las gárgolas para desaguar la cubierta y se atendieron espacios del contexto urbano, como el cementerio, jardineras y banquetas.

Otra ex hacienda restaurada fue la de Peñuelas en el municipio de Aguascalientes. Creada por Francisco Rincón en el siglo XVII, pasó a formar parte del latifundio fundado por el clérigo Pedro Rincón de Ortega. En el siglo XVIII, la hacienda era una de las más extensas de la región, perteneciente a la familia Rincón Gallardo.

En el siglo XIX, además de la casa grande, tenía trojes, corrales, la casa del administrador, pequeñas viviendas para trabajadores y peones, una huerta y un balneario particular. Hacia finales de la centuria, Miguel Belauzarán adquirió la propiedad y le construyó una capilla dedicada a la Purísima Concepción. Su último propietario fue Miguel Dosamantes Rul y actualmente pertenece al gobierno de Aguascalientes.

La ex hacienda del Pedernal, en el municipio de Jesús María, era una de las más productivas del siglo XVIII. Medía 800 hectáreas y se destinaba al cultivo y crianza de ganado mayor. En la actualidad, se dedica a las labores de labranza y crianza de ganado.

Tanto a la de Peñuelas como a la de Pedernal se les hizo limpieza de escombro, cambio de aplanados, rehabilitación de pisos, restitución de piezas de cantera en interiores y fachadas, y mantenimiento a construcciones de madera y a la herrería de puertas y ventanas. Además, se intervino el templo de la ex hacienda de Peñuelas.

La ex hacienda de Palo Alto, de finales del siglo XVIII, se ubica en el municipio del Llano y pertenece también al mayorazgo Rincón Gallardo. Estaba consagrada a la actividad ganadera y, en menor medida, a los cultivos agrícolas. Fue abandonada a mediados del siglo XX y la casa grande se transformó en presidencia municipal en 1992.

Los trabajos de restauración se han enfocado a regenerar la imagen urbana de las nuevas construcciones en que se dividió la hacienda, principalmente de las fachadas, que permiten evocar en lo posible el antiguo trazo de la finca.

En el pueblo de Tepezalá se trabajó en la atención de dos sitios: el cementerio más antiguo del estado (data del siglo XVII), del cual se consolidaron la barda y algunas criptas, y el templo del Puerto de la Concepción, que tiene su origen hacia mediados del siglo XIX y se caracteriza por su portada y retablo de estilo neoclásico.

El arquitecto Iván Israel Sánchez Silva, del Centro INAH Aguascalientes, detalló que a la nave principal se le retiró la capa de cal; ésta cubría una pintura mural dedicada a la Inmaculada Concepción, que mide 350 metros cuadrados y presenta motivos vegetales y diversos elementos de la simbología mariana.

Asimismo, se restituyó el piso original de barro, se colocaron aplanados de cal con técnica tradicional, se retiraron elementos que no eran parte de la construcción original y se dio mantenimiento a las puertas de madera. Se consolidaron muros de piedra caliche a base de rajueleo con mortero de cal arena en todo el conjunto, se impermeabilizó y en el campanario se reemplazaron los escalones de concreto por los de cantera.

Estos proyectos se realizaron de septiembre a diciembre pasados, con una inversión de alrededor de cinco millones de pesos, a través del PET, en el que colaboran la Secretaría de Desarrollo Social y el INAH.

Revista Protocolo

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